Trabajo- Cuba LISTO
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Universidad Autónoma de Campeche
Facultad De HumanidadesLicenciatura en Historia
Maestra: Miriam Edith León Méndez
Materia: HISTORIA DE AMÉRICA LATINA SIGLO XIX
Alumnos:
Iván Rodrigo Dzul Ordoñez.
Daniela Aurora Paredes Pérez
TITULO
Investigación: La República de Cuba durante el Siglo XIX
1
Índice
Introducción.............................................................................................................3
Comercio................................................................................................................4
1.2 Exportaciones....................................................................................................5
1.3 Importaciones....................................................................................................6
1.4 Durante la ocupación estadounidense 1899-1902............................................7
Política y Sociedad.........................................................................................9
2.1 Lucha por la independencia.............................................................................10
2.1.2 Esclavitud y anexión......................................................................................11
3. La guerra de los diez años.................................................................................13
4. La república........................................................................................................19
5. Primera intervención estadounidense................................................................20
6. En cuestión del Estado.......................................................................................23
Cultura...................................................................................................................24
1. Los orígenes culturales.......................................................................................26
2. La huella del Medievo.........................................................................................26
3. Siglo XIX.............................................................................................................26
4. El modelo Occidental..........................................................................................28
Geografía..............................................................................................................30
Conclusión..............................................................................................................33
Bibliografía..............................................................................................................34
2
Introducción.
Cuba un lugar compuesto de Islas con un tamaño de 110 922 Km2
Después del descubrimiento de Cristóbal Colon arribo a Cuba el 27 de octubre de 1492
pero verdaderamente la conquista se inicia casi después de dos décadas luego del primer
viaje de exploración y con la fundación de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa1 en
1512,los españoles emprendieron el establecimiento de siete villas con el objetivo de
controlar el territorio conquistado –Bayamo (1513), la Santísima Trinidad, Sancti Spiritus y
San Cristóbal de la Habana (1514), Puerto Príncipe (1515) hasta finalmente concluir en
Santiago de Cuba (1515). Tiempo después la periódica afluencia de comerciantes y
viajeros poco a poco fueron ganando terreno en la Isla.
Finales del Siglo XVIII el gobierno español prohíbe por segunda vez el comercio de los
productos cubanos, la lucha entre los hombres de la colonia y la metrópoli era
avasalladora; había la oposición a estas medidas que incluso los mismos gobernadores
les era imposible aplacarla, también durante este periodo observamos una separación
cada vez más notoria de los criollos hacia la corona española con un fin de ganar
preeminencia frente a los comerciantes y autoridades metropolitanas quienes dominaban
el comercio y la política. el siglo XIX y algunos puntos que quedan en el siglo XX.
1Baracoa, llamada también la Ciudad Primada, es una ciudad situada en la provincia de Guantánamo (Cuba)
3
Archivo Nacional de la República de Cuba, Mapoteca, M-715Mapa de la Isla de Cuba - Alexander von Humboldt (1827)
Como había escrito antes, la semilla de la libertad seria implantada gracias a los
acontecimientos que pasaban como la independencia de las 13 colonias inglesas, y la
victoria de la Revolución Francesa de 1789 y una de las más importantes que hicieron
que la corona tuviera un especial miedo por las repercusiones de esto “La sublevación de
esclavos en Haití”, tiempo después estas ideas recibirían el impulso sobre las guerras que
las demás colonias españolas de América iniciaron por una emancipación nacional. Este
momento empieza a ser clave para la formación de un sentimiento nacionalista que se va
acrecentando hasta su máxima expresión en las guerras de independencia del siglo XIX,
en nuestra investigación explicaremos superficialmente acerca de los acontecimientos:
económicos, políticos, sociales y culturales que sucedían en la República de Cuba
durante el siglo XIX incluyendo en 1868 su guerra de liberación o independencia, también
la intervención de Estados Unidos en los asuntos Cubanos e igual hablaremos sobre la
guerra de 10 años y algunos puntos que quedan en el siglo XX.
1. ComercioA mediados del periodo 1763-1800 la economía cubana se caracterizó por el suministro
de materias primas y por tener un importante mercado de manufacturas pero para este
entonces ocurría la toma de La Habana por los británicos pero esto hizo que hubiera un
incremento en la actividad mercantil y a pesar de que Cuba es conocido por su industria
azucarera, habían quedado en una pausa indefinida que solo logro romperse a la llegada
de los británicos, así que la libertad de comercio por más que se expandió posteriormente
la economía de plantación azucarera sobre la base de relaciones esclavistas de
producción . Principalmente Cuba poseía las cualidades suficientes para lograr asentar
una gran manufactura azucarera2.
1) Tenían tierras totalmente fértiles y de fácil explotación, situadas cerca de la costa,
con fácil acceso a los puertos del embargue.
2) Bosques que proporcionaban madera de una gran calidad para la construcción de
carreteras e implementos y para levantar el conjunto de edificios requeridos.
3) El ganado abundante que alimentasen a los esclavos y tirase del trapiche y las
carreteras, pero al final el transporte de azucares quedo al cargo de los bueyes.
4) Instrumentaría de trabajo2Finales de la década de los ochenta y principio de los noventa, esta industria aportaba el 14% de la producción mercantil del país -Breve historia de cuba página .16
4
En esos instantes Cuba se encontraba en
una gran ventaja en Latinoamérica ya que
a diferencia de otras industrias azucareras
su clima era muy favorable y suficiente
dotando de recursos humanos, materiales
y financieros muy potenciados por los
servicios de puerto-escala.
1.2 Exportaciones
Durante este periodo se observó una importante integración de actividades exportadoras
de la misma isla a la economía internacional, mucho de esto tiene que ver como
habíamos mencionado antes, a la guerra de los siete años, de independencia de las trece
colonias de Norteamérica y la revolución francesa. Esto mismo después determino una
oferta en el mercado internacional de distintos productos tropicales como el azúcar, café y
tabaco fuera menor a su demanda, lo que después llevo a un incremento de precios
externos y un gran estímulo a la inversión y modernización de las actividades, aunque la
autorización por parte de España para que Cuba comercializara otra vez con el resto del
mundo influyo en un sensible crecimiento productivo, en si la producción azucarera se
expandió de 4.500 en 1760 en 18023.Para 1768 el café era introducido en la isla y en los
próximos años a finales del siglo XVIII, aun que este era superado por proporciones
increíbles por el tráfico de esclavos, aunque la población blanca también fue en asenso
gracias a los refugiados franceses, la revolución haitiana origino también un pronunciado
flujo de franceses hacia Cuba así desatando dos fenómenos: primero un personal
calificado para el cultivo del café y otro al afinamiento de la cultura francesa y como
cambio demográfico la producción del café se incrementó de 8.000 arrobas de 1801 a
80.000 en 1806 . En esta expansión productiva de azúcar y café se desarrolló del
pensamiento cubano y nuevas concepciones en la que se consolido la plantación
esclavista4.Predominaria la concepción de que la expansión azucarera y cafetalera se
sustentaría mejor en pequeñas y medianas unidades productivas ignorando así las
ventajas de las economías de escala. Otra cosa que alcanzaría su máximo esplendor
seria el cultivo de la caña de azúcar, esto facilito el desarrollo de la economía de
plantación y la modernización del país, la Habana facilito la importación de esclavos
procedentes del continente africano y con destino a la agroindustria azucarera cubana.
3.El ingenio complejo económico social cubano del azúcar, tres tomos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana
5
4 La plantación esclavista constituye un sistema productivo desarrollado por el capitalismo en su etapa mercantil-
manufacturera que fue impulsado por el sistema colonial inglés desde el siglo XVII, pero que tiene sus antecedentes en
Brasil y Santo Domingo en el siglo XVI, que eran colonias de Portugal y España, respectivamente.
5 En rigor, esta prosperidad económica se extendió hasta la década de 1860. En 1818 la mayor de las Antillas obtuvo
oficialmente la libertad comercial, aunque ésta se venía aplicando en la práctica desde 1800.
Durante la mitad del siglo XIX la economía cubana registro un gran significativo de
crecimiento sustentado en las primeras producciones derivadas de la caña de azúcar
como la azúcar cruda, mieles aguardiente, ron, pero esto igual lo complementaban con el
comercio de tabaco torcido, café, cera, miel de abejas, cobre y maderas preciosas5,
después de la revolución en Haití, la industria azucarera de Cuba quintuplico la
producción azucarera. Se convirtió en la primera economía exportadora mundial de
azúcar hasta la década de 1870 y paso a ser un producto básico alimentario, asimismo
durante los primeros años del siglo XIX se transformó en el principal país exportador de
café solamente superado por Brasil. La producción y exportación de tabaco en rama y
elaborado se expandió considerablemente durante este periodo.
1.3 Importaciones
En todo este crecimiento económico también se dio el aumento de la capacidad de
importar y el financiamiento externo en este punto sobresalió los recursos británicos en lo
que es el cobre y el tabaco. Precisamente en 1820 se efectuó las primeras inversiones a
las minas, aunque algunos años después los capitales británicos se extendieron a la rama
del tabaco y los cigarros. Ya a lo último, corresponde enfatizar que a mediados del siglo
XIX el modo de producción dio señales de crisis ante las contradicciones del carácter de
las relaciones de producción y la necesidad del desarrollo de las fuerzas productivas. La
bonanza económica del país se apoyó en la utilización intensiva de la fuerza del trabajo
esclava que dio inicio desde del siglo XVI a la licencia española quien en esa época el rey
era Carlos I así que para 1841 más del 58% de la población era de raza negra. También a
las primeras décadas del siglo XIX podemos ver el nacimiento de un sistema bancario en
Cuba, esto es otro punto a favor de un significativo crecimiento económico, en este mismo
desempeño caracterizado por la expansión del comercio interno y externo, se hizo
necesario el surgimiento del sistema bancario, el cual procede desde 1832, en que se
establece el Banco de Fernando VII y tiempo después la caja de Ahorros6 .Ya para
mediados del siglo XIX Cuba sufría una declinación productiva iniciada en el año 1850
debido a la crisis económica mundial, que repercutió en los precios del azúcar, el colapso
de la industria del café, la reducción de las exportaciones, la contracción del crédito
6
externo, la quiebra bancaria y de las empresas, para posteriormente tener que enfrentarse
a la guerra de los Diez Años(1868-1878)7 lo que determinó por una declinación de la
capacidad de importar el correspondiente decrecimiento económico y justamente va
La guerra de liberación estalla el 10 de octubre de 1868 cuando el hacendado y el patriota
Carlos Manuel de Céspedes, proclama la independencia de Cuba y da la libertad a los
esclavos, por su parte las capitales británicas se extendieron a los servicios ferroviarios en
plena guerra por la independencia en 1876 adquirieron ferrocarril de Marianao y a fines
del siglo los Ferrocarriles Unidos de la Habana.
Para las últimas décadas del siglo XIX quebraron muchas instituciones bancarias y
crediticias y se estancó el sistema financiero a raíz del inicio de las guerras por la
independencia, la mayor parte de las Antillas desempeño un importante papel en
diferentes momentos del siglo XIX con el aporte de recursos externos para financiar tanto
una brecha externa de España como el fomento industrial de algunas de sus regiones por
otra parte el Banco Español de la Habana aporto el financiamiento para la contienda
bélica de España contra los insurgentes cubanos, tanto como en la guerra de los Diez
Años como en la independencia (1895-1898) ya para 1881 ya se había transformado en
el Banco Español de la isla de Cuba e hizo emisiones de curso forzoso durante la Guerra
de Independencia y desapareció en 1920 con el crack que daño a la banca comercial de
Cuba.
1.4 Durante la ocupación estadounidense 1899-1902
Durante la ocupación de los norteamericanos tuvo lugar alguna recuperación productiva a
partir de los bajos niveles de actividad económica, luego de terminada la Guerra de
Independencia en 1898 iniciada el 24 de febrero de 1894, y después de que se perdieron
dos terceras parte de la riqueza nacional y la población se redujera a un tercio solamente
este magro desempeño económico mantuvo deprimida la actividad comercial y no se
dispuso de los créditos bancarios para la recuperación plena del país y a todas
dificultades se agregó la depresión de los precios internacionales del azúcar, lo que igual
contribuyo a menguar los ingresos en divisas por el principal bien de exportación.
En cuanto a los servicios financieros destaco el desorden monetario caracterizado por la
circulación paralela de las monedas nacionales de los Estados Unidos y de España la
primera forma creciente en detrimento del segundo, así como un proceso de creación de
7
condiciones para la apertura del sector financiero hacia los bancos extranjeros,
principalmente estadounidenses.
6La anterior ocupación de La Habana (1762) propició la circulación de diversas monedas.
7 La orden real del 25 de diciembre de 1827 estableció la creación del Banco Real de Fernando VII, que algunos investigadores designan como Banco de San Fernando, ya que fue el único instituto emisor de la época.
8
2. Política y Sociedad.
Cuba fue la última de las colonias españolas importantes en independizarse en América y
en el siglo XIX va a transcurrir bajo tres fuerzas políticas diferentes, con algunos puntos
de coincidencia:
Reformistas
Anexionistas
Independistas
Estas tendencias eran totalmente distintas, pero todas tenían como base la libertad
económica y política, estas corrientes creían que Cuba era una nación con perfil propio,
ya para 1808 el mundo iberoamericano recibe una fuerte sacudida debido que fuerzas las
fuerzas francesas de Napoleón está cerca de las fronteras españoles, invade formalmente
al país vecino y fuerza a la abdicación del rey Carlos IV para después pasar la corona a
su hermano José Bonaparte esto después causa que en la misma España se subleve y
de origen a una guerra de independencia irregular, a si mientras tanto en sus colonias
americanas éste sería el punto de partidas hacia las guerras de independencia pero 15
años después de los levantamientos de ciudades como Argentina, Venezuela y México.
Cuba por estos años más aproximadamente por 1892 se produjo una revuelta de
esclavos que alarmo a los españoles y a los criollos, en parte el carácter de isla evitaba la
concertación efectiva de los esfuerzos insurgentes con tropas de otras regiones. Uno de
los más grandes problemas que tenían socialmente hablando en esta época seria los
problemas de la clase dirigente criolla que tienen la esperanza que las relaciones entre
España y su colonia antillana evolucionen hacia un autogobierno, estos quieren limitar la
autoridad monarquía, pero esto aún no podía ser posible.
En 1814 las tropas francesas deciden retirarse de España, acosadas por la acción de los
guerrilleros y Fernando VII “El deseado”, este comienza a ejercer el poder con el apoyo
popular y esta involución fue un golpe fuerte para los liberales reformistas cubanos. La
metrópoli ahora perjudicaba la convivencia decretando una especie de estado especial de
guerra en todas las posesiones de ultramar lo que les confería facultades omnímodas a
los capitanes generales para que puedan gobernar con una autoridad casi ilimitada. Este
propósito consistía en impedir por la fuerza la insurrección de los cubanos, entonces la
isla era un punto de partida de las expediciones militares que intentaban liquidar a los
9
insurgentes de Iberoamérica, sin embargo en 1818, presionada por los intereses
financieros criollos, la Metrópoli, que no abría el juego político, cedía en cuestión
económico permitiendo que los cubanos pudieran negociar directamente con otros países
desde otros puertos, lo que en la práctica era, fundamentalmente, aumentar el comercio
con Estados Unidos, que ya era más importante que el que existía con España y durante
este año el censo arroja una espectacular reducción de la presencia blanca en la isla, así
que mientras la población total es como medio millón de personas solo el 43% es blanco7.
Este dato causa sorpresa a los criollos ya que temen una revolución parecida a Haití, pero
no al extremo de frenar el trafico negrero aun la ambición podía un poco más que los
prejuicios y miedos raciales. En Inglaterra paralelamente tras la derrota de Napoleón, que
es también de la Revolución Francesa, en 1815 presiona para detener el comercio de
esclavos de todo Occidente, ante esto España pone oposición, pero en 1817 firma un
tratado con Reino Unido por que se compromete a liquidar con el tráfico de esclavos, pero
imparablemente continua el comercio de esclavos Cuba y África así que mientras en la
habana disfrutaban la apertura económica y veían ese trasiego de militares en las dos
direcciones en 1819 reciben ahora a los españoles residentes de las Florida que se
trasladaban porque el territorio, hasta ese momento administrativamente dependiendo de
la Habana, había sido vendido a Estados Unidos por la Corona Española, ahora los
Estados unidos tenían en cuenta a la isla al ser un punto cercano y potencialmente
peligroso .
2.1 Lucha por la Independencia
Precisamente en 1823, el año en que se liquida el trienio liberal español8, se da el primer
intento serio de independizar a Cuba por las armas. La conspiración dirigida por José
Francisco de Lemus, se incuba en las logias masónicas y en las tertulias y ateneos
literías. Toma el nombre de “Rayos y soles de Bolívar” debido a la estructura de sus
células secretas. En ese instante casi toda Hispanoamérica había derrotado a las fuerzas
españolas y los rebeldes, llamados “cubanacanos”, pensaban recibir el auxilio de los
demás ejércitos libertadores continentales. Ya para los años de 1833 muere Fernando VII,
Cuba por estos instantes se enriquecía del azúcar y de la intensa labor de los esclavos,
en 1837 diez años antes que, en España, se inaugura el primer tren en el mundo hispano.
Lo fabrican ingenieros norteamericanos con el capital cubano y recorre una distancia
entre la Habana y Güines. En esa atmosfera de creciente admiración por Estados Unidos
cuando el primer intento de insurrección armada llega a Cuba 1849 lo dirige Narciso
10
8Se conoce como trienio liberal o trienio constitucional al periodo de la historia contemporánea de España que transcurre
entre 1820 y 1823; que constituye el periodo español de revoluciones de 1820, y que es intermedio de los tres periodos en que se
divide el reinado de Fernando VII: posterior al sexenio absolutista y anterior a la década ominosa
López, un ex general del ejército español nacido en Venezuela, cuñado de Francisco
Frías, Conde de Pozos Dulces uno de los criollos más ricos e ilustrados de Cuba. López
recluta a sus soldados en el sur de Estados Unidos, entre algunos veteranos de la guerra
de México. El propósito de la expedición es de independizar a Cuba de España y luego
pedir la anexión a Estados Unidos. Pero sorprendentemente no hay casi cubanos en
estos ejércitos, casi todos son norteamericanos y unos cuantos húngaros y se les llaman
filibusteros, para mediados del siglo XIX López fracasa en los tres intentos sucesivos para
asentar sus fuerzas en Cuba en la tercera expedición en 1851, lo capturan y ejecutan. La
junta cubana insiste en esa vía de lucha y contrata para que dirija los esfuerzos al General
John A. Quitman, ex gobernador de la ciudad de México durante la ocupación
norteamericana pero poco después se disuelve la iniciativa en medio de amargos
reproches. Por esos años un personaje cubano Domingo Goicura, tomara un camino
tortuoso y se enrolara en la expedición de William Walker a Nicaragua y con él va docena
de cubanos exiliados. El compromiso es utilizar a Nicaragua como una plataforma para
lanzar una invasión a Cuba. Goicuria rompe con Walver, morirá años más tarde, en 1870,
ejecutado por españoles tras ser capturado en cuba durante la llamada Guerra de los
Diez años
2.1.2 Esclavitud y anexión.
Con el fracaso de los filibusteros, muchos criollos cubanos comienzan a pensar a llegar a
un acuerdo con Washington y Madrid. El presidente Franklin Pierce, instruye a tres de sus
diplomáticos destacados en Europa para que formulen un plan de adquisición. Los
embajadores norteamericanos ante Londres, Paris y Madrid redactan el “Manifiesto de
Ostende”9 en el cual declaran el derecho de Estados Unidos a anexar Cuba mediante
compra o por la fuerza si fuera necesario. Todo el argumento de esta manera gira ahora
entorno en la esclavitud. La esclavitud dividía tanto a los norteamericanos como a los
cubanos, la unión americana estaba integrada por estados sin esclavitud y estados con
esclavitud y entre ellos existía una invencible rivalidad que ya se había expresado en una
guerra civil en Kansas y con esto existía el temor a que una revuelta de esclavos en Cuba
se extendiera por el sur de los Estados Unidos, así que la posibilidad de adquirir Cuba y
convertirla en un estado esclavista parecía políticamente razonable. Finalmente, con el
11
9Lo Manifiesto de Ostende fue un documento escrito en 1854 que describió la razón por la cual los EUA deberían comprar Cuba de
España, debiendo declarar guerra a esta si se rechazara a la venta.
estallido y desenlace de la guerra civil norteamericana en 1861 y 1865, y en la que
pelearon docenas de cubanos, esos razonamientos dejaron de tener peso. Lincoln
proclama la libertad de los esclavos, y los criollos cubanos –pocos en esos instantes-
soñaban con incorporar a la Isla al modo sureño de sociedad dejaron de ser anexionistas
así que curiosamente, al término de esa contienda llegaron a Cuba varias goletas con
refugiados norteamericanos del ejercito confederado, ante el espectáculo, la sociedad
cubana de todos los colores y combinaciones reforzó la certeza de que el fin de la
esclavitud era tan próximo como inevitable.
Se ha dicho con razón, que el XIX posiblemente ha sido el siglo de oro de la sociedad
cubana, en su primera mitad, durante los breves periodos de libertad de expresión que
conoció el país, la nacionalidad cuajó de manera definitiva en torno a figuras como
“Francisco de Arango y Parreño, José Agustín Caballero, Félix Varela, José María
Heredia o Domingo del Mont. Fue el periodo en que se hicieron muy conocidos en Cuba y
en España pensadores de la talla de José Antonio Saco, poetas como Gertrudis Gómez
de Avellaneda, también dramaturga y novelista, o Juan Clemente Zenea y Rafael María
Mendive. Fue en aquellos años cuando comenzó a escribir sus cuentos y relatos
costumbristas el narrador Cirilo Villaverde, autor de la valiosa Cecilia Valdés, la gran
novela cubana del siglo XIX, cuya primera parte apareció en 1839. Esa riqueza intelectual
y económica, paradójicamente, servía de acicate a las fuerzas separatistas. En una
sociedad cada vez más segura de sí misma aumentaba la tentación de poner tienda
aparte.
Pero pese al notable impulso económico experimentado por la Isla a mediados del XIX, la
elite criolla continuaba una profunda insatisfacción política, sumada a la natural
desesperación de la población negra, sin embargo, tras los fracasos de Narciso López y
otros esfuerzos insurreccionales parecidos, no tenía sentido retomar la lucha armada.
Tampoco parecía muy sensato insistir en tratar de convencer a España que vendiera su
colonia más rica a Estados Unidos, puesto que la negativa de la Corona a esa propuesta
había sido rotunda, lo que aconsejaba a los criollos de la posición volver a su búsqueda
de la reforma y de la autonomía dentro del marco español.
En 1865 Y 1866, tras una selección más o menos democrática, los cubanos enviaron a
las Cortes madrileñas a unos representantes que fueron con el objetivo de informar al
12
gobierno de la nación para tratar de incluir una reforma en la dirección soñada:
autogobierno, descentralización y límites de la excesiva presión fiscal, estaban resignados
a formar parte de España, pero no admitían que se continuaran coartando las libertades
económicas y políticas así que podríamos decir que esa fue la última vez de poder tener
una salida negociada a la crisis cubana.
Las Cortes no tomaron en serio a los cubanos que fueron, que ni siquiera pudieron hacer
posesión de sus cargos, pero tampoco respetaban demasiado a la desacreditada
monarquía de Isabel II y para los republicanos que iban adquiriendo fuerza en la sociedad
española. La clase política, dominada por los liberales, se dividía en diversas tendencias y
flotaba en el ambiente lo que entonces denominaban “un ruido de sables”10. Los militares
y los civiles conspiraban, ya la conspiración tenía sus ramificaciones en Cuba, por donde
habían pasado todos los jefes militares españoles.
En cuba en la región oriental, unos días más tarde de 10 de octubre, Carlos Manuel de
Céspedes, un abogado Bayames, poeta, músico y pequeño propietario agrícola,
emancipa a sus pocos esclavos y se alza en armas contra España y a Céspedes lo
siguen un centenar de criollos que tienen como objetivo separarse de España, pero no
hay consenso en torno al fin de la esclavitud ni al tipo de Estado que desean crear, unos
piensan hacer una república independiente, mientras que otros plantean la anexión a
Estados Unidos. La gran paradoja es que en ese momento los independistas esclavistas
se oponían a la anexión a Estados Unidos porque eso significaba el fin de la institución
dado que había sido abolida por Lincoln en 1861.
3. La Guerra de los Diez Años
A los insurrectos les llamaron MAMBISES, palabra que despectiva alucia a las inofensivas
culebras, pero pronto el vocablo adquirió algo heroico y es probable que, alentados por
los sucesos españoles, los cubanos esperaran un desenlace a corto a medio plazo. El
alzamiento, sin embargo, no condujo a la victoria rápida, sino a una larga lucha en la que
fueron apareciendo nombres de criollos que poco a poco configuraron un patriciado
distinto, o a veces coincidente, al del dinero. La lucha, que tuvo un primer momento
impetuoso, comenzó a estancarse en la medida en que España enviaba pertrechos y
soldados para hacerles frentes a los insurrectos, pero la verdad es que del lado de los
españoles peleaban muchos cubanos, blancos y negros, que no querían la independencia
10 Termino usado para la denominación de diferentes intentos golpistas que tuvieron lugar en 1980 y 1981
13
mientras que en las filas cubanas habían tanto, junto a numerosos cubanos negros y
mulatos, tampoco faltaban españoles que deseaban la separación de Cuba porque
odiaban el gobierno central de Madrid o la Corona, esto era una verdadera guerra civil
entre españoles e hispano cubanos de todas las etnias presentes en la Isla.
Desde el mismo exilio los independistas viajaban clandestinamente a Cuba con armas y
explosivos que a veces eran interceptados por Estados Unidos bajo la acusación de que
estaban violando la Ley de Neutralidad de 1794, esto hizo que se redujeran las
posibilidades de victoria de los insurrectos. Pero el factor más dañino para el ejército
mambi no provenía de la resistencia de los españoles o de la equivoca actitud de
Washington, sino de la división entre la dirección civil de la guerra y los mandos militares
cubanos. Los “civilistas”, miembros de la Cámara de Representantes de los rebeldes,
querían mantener su autoridad y frecuentemente chocaban con los jefes militares que se
quejaban de las constantes interferencias. Esa cámara era una especie de mini
parlamento ambulante formado en Guáimaro, un poblado de Camagüey donde se redactó
la primera constitución de la República en Armas. Estas fricciones más los personalismos
propios de caracteres fuertes, en su momento provocaron la destitución de Céspedes.
En España, en medio de una creciente crisis interna, se enfrentaban como podían a la
costosa insurrección cubana, culpable entre otras catástrofes de un desastre sanitario que
se cobraba cientos de soldados de todos los meses producto de la fiebre amarilla. Para
1870 la dinastía de los borbones llego a su fin y un príncipe italiano de la casa de Saboya,
amadeo fue llamado para reinar sobre los españoles y por ende sobre los cubanos. En
ese mismo año asesinaron en Madrid al general Prim, y se dice, aunque nunca se aclaró
el crimen, que los ejecutores lo hacen por cuenta de cubanos que querían que no se
eliminase la esclavitud, como Prim defendía. España, pues, entra en un periodo de
desórdenes que provisionalmente culmina con la renuncia de Amadeo y la proclamación
en 1873 de la Primera República. Se le atribuye a Amadeo una frase irónica motivada por
las tendencias anárquicas que observa en su efímero reino: “han traído a un pobre
príncipe italiano a reinar sobre dieciséis millones de reyes españoles”. Los cubanos ven
con entusiasmo estos sucesos. Piensan que una república liberal debe comprender sus
deseos independentistas.
Los liberales españoles no estaban dispuestos a apoyar la independencia de Cuba. Los
lazos e intereses económicos entre la Isla y la Península pesaban más que los principios
o que el sentido común. En todo caso, la República española se precipita en el caos a los
14
pocos meses de inaugurada, y parecía que la nación se deshacía, al extremo de que una
ciudad del Mediterráneo, Cartagena, se insubordina e inútilmente pide su anexión a
Estados Unidos. Finalmente, un golpe militar entierra el experimento republicano en 1874.
Poco después, el general Arsenio Martínez Campos se levanta en armas e impone la
restauración de los Borbones, pero bajo el reinado de Alfonso XII, el hijo de Isabel II. La
restauración de la monarquía en 1876 se hace bajo la autoridad de una nueva
constitución que limita el poder real. Los españoles quieren imitar a los ingleses e
impulsan un sistema bipartidista de liberales y conservadores estructurado por un brillante
político llamado Antonio Cánovas del Castillo. Dentro de ese nuevo espíritu, el gobierno
español envía a Cuba a su general estrella, Arsenio Martínez Campos, a quien llamarán
“el Pacificador”, para que ponga fin a la insurrección cubana. La joven monarquía
parlamentaria española tiene un talante negociador.
Cuando Martínez Campos se hace cargo de la dirección de la guerra cubana, los
mambises están fatigados y desunidos. Han peleado durante mucho tiempo y la victoria
final se les escapaba de las manos. Trataban de impedir cualquier negociación con el
enemigo, y fusilaban a quienes intentaban esa vía, pero en 1878 la oferta española era
tentadora. La guerra en efecto, no había sido ganado por los insurgentes, pero en el
proceso de librarla habían ocurrido fenómenos importantes: los cubanos se habían
cohesionado como, pueblo y existía una clase dirigente criolla salida de los campos de
batalla dotada de una leyenda de valentía y arrojo, los mambises negros habían sido
declarados libres, y comenzaba a formarse una imagen mestiza que aceptaba el liderazgo
de mulatos como Antonio y José Maceo. Dado que la guerra no era posible, y dado que la
nueva España democrática de la Restauración creaba algunos espacios para la lucha
cívica y la libertad de opinión, los cubanos se lanzaron al campo de la política, dándole
vida a un partido que pronto se convirtió en mayoritario: “El Partido Liberal Autonomista”, era un partido inmensamente popular que recogía las viejas demandas
reformistas, dividido en una tendencia independentista y otra autonomista. Estos últimos
deseaban convivir con España dentro de un Estado federal. Muchos miembros del partido
eran veteranos de la Guerra de los Diez Años convertidos en autonomistas por la fuerza
de la realidad. Otros eran reconocidos intelectuales, como Rafael Montero, Enrique José
Varona, Eliseo Giberga, José Antonio Cortina y Antonio Zambrano: tal vez militaban en
esa formación las mejores cabezas del país en aquella época.
15
Los cubanos autonomistas se enfrentaban al Partido Unión Constitucional, formado por
españoles y por cubanos empeñados en impedir o limitar cualquier manifestación de
autogobierno a los criollos, y el ejercicio de la política resultó ser menos exitoso de lo que
se auguraba. La España de la Restauración era también la de la trampa y la pillería
electoral, y esas malas mañas pronto se llevaron a la colonia cubana. Madrid prometía
parcelas de poder, pero no cumplía sus promesas, y mientras la ley impedía una
verdadera representación proporcional de los cubanos en los órganos de gobierno, las
elecciones amañadas recortaban aún más ese poder potencial. La corrupción, además,
era rampante, y los cubanos no tardaron en descubrir que los políticos españoles no
estaban dispuestos a perder los jugosos negocios que se hacían en “la Perla de las
Antillas”11. En efecto, estas frustraciones de los cubanos comienzan a fortalecer a los
factores independentistas dentro y fuera de Cuba. Fuera, se destaca especialmente un
culto periodista avecindado en New York tras haber vivido en España, México y otros
lugares de América: el mencionado José Martí. El otro joven estudiante exiliado en
España se había transformado en un portentoso orador y despertaba el entusiasmo de
muchos desterrados. También, como era inevitable, provocaba el rechazo de otros que le
echaban en cara su limitada participación en la Guerra de los Diez Años. El argumento
empleado era mezquino: lo acusaban de haber estudiado Derecho y Filosofía en España
mientras los mambises peleaban. La verdad era que Martí, casi niño, había sido
encarcelado y condenado a seis años de presidio, de los que cumplió algo más de uno
antes de ser desterrado.
11.Forrmaen la que se le conoció a Cuba durante bastante tiempo por la corona española- Lastima de Cuba Reus pagina 45
16
Montoro (a la izquierda), José M Gálvez y Fernández de Castro. Destacados autonomistas. (el Partido Liberal Autónomo fue quien ganó, comenzando la Comunidad Autónoma Cubana en enero de 1898)
La verdad era que durante su exilio en España no perdió oportunidad de defender la
independencia de Cuba.
En Madrid, en 1893, el político Antonio Maura Montaner formula un plan para concederle
la autonomía a Cuba y a Puerto Rico y así evitar la lucha que ya se oteaba en el
ambiente, pero no consigue el respaldo de la clase dirigente española. Prevalece la idea
de que cualquier concesión conduciría hacia la independencia. Hay, además, intereses
económicos muy fuertes entre la cúpula española y las autoridades políticas de la colonia
cubana que prefieren tener bien sujetada a la Isla. Primero Martí consigue los recursos
para comprar las armas. Luego, o simultáneamente, convoca a los viejos jefes militares
de la guerra del 68. Las dos personas clave por su inmenso prestigio entre los cubanos
son Máximo Gómez y Antonio Maceo. Dos hombres difíciles y con caracteres muy fuertes.
Gómez vive en Santo Domingo muy humildemente, mientras Maceo, con mejor
desempeño económico, se ha radicado en Costa Rica. En Cuba, de todos modos, se
llevan a cabo varios alzamientos. El 24 de febrero del 95 se produce en Baire, Oriente, el
más notorio. Martí se desespera, pero no se rinde. Nombra como su sustituto en Estados
Unidos a Estrada Palma al frente del Partido Revolucionario Cubano, un maestro
protestante, quien ya había sido presidente de la República en Armas durante la Guerra
de los Diez Años. Martí viaja a Santo Domingo, redacta el Manifiesto de Monte Christi y se
dispone a desembarcar en Cuba junto a Gómez y otra media docena de personas.
Desembarcan el 11 de abril. No es una invasión, sino una infiltración silenciosa y
nocturna. Cuando llegan a la Isla, en la zona oriental, son recibidos por tropas rebeldes
que les rinden honores, pero no todo es perfecto. Poco después Martí tiene un
encontronazo verbal con Maceo, que había arribado a Cuba de manera parecida diez días
antes. El choque se produce por el mismo fenómeno que oscureció la guerra del 68: es el
conflicto entre la mentalidad civilista y la militar. En cualquier caso, el 19 de mayo de
1895, pocas semanas después del desembarco, Martí muere en su primer combate.
Casi inmediatamente la guerra alcanza una ferocidad sin límites. Cánovas del Castillo,
presidente de gobierno en Madrid, manda a Cuba al general Valeriano Weyler con
instrucciones de que aplaste a los rebeldes antes de que fuera muy tarde. Weyler, un
hombre pequeño y delgado, era un militar muy competente, que había peleado en Santo
Domingo a principios de la década de los sesenta, cuando conoció al capitán Máximo
Gómez, entonces su compañero de armas, así como a otros oficiales dominicanos que
acabarían exiliados en Cuba y enrolados en el ejército mambí: Modesto Díaz y Luis
17
Marcano entre ellos. Por otra parte, Weyler conocía Cuba y había combatido tenazmente
contra los cubanos en la Guerra de los Diez Años, e incluso había perdido a su hermano
Fernando, casi un adolescente, en la reconquista de Bayamo. Weyler, precedido por su
fama de militar combativo e implacable en las guerras carlistas y en Filipinas, llega en el
96 y, en efecto, emplea sin compasión la mano dura que se le atribuía, y de la que había
dejado huella incluso en España, cuando ocupó la Capitanía general de Cataluña. La
muerte de Maceo en combate, ocurrida en diciembre de 1896 le favorece notablemente,
pero decide dejar a los mambises sin apoyo popular utilizando un recurso extremo:
“reconcentra” en los pueblos a los campesinos y sus familias. El propósito es privar de
auxilios a los insurrectos. Unas cien mil personas mueren de desnutrición y enfermedades
infecciosas producidas por el hacinamiento improvisado durante esa “reconcentración”.
Los periódicos norteamericanos recogen fotos y noticias espeluznantes. Los emigrados
cubanos en Estados Unidos inundan a los periodistas de informaciones. Las simpatías de
la sociedad norteamericana están claramente con el pueblo cubano y en contra de los
españoles, a los que acusan de las peores atrocidades.
En los campos de batalla la lucha es fortísima. Mueren miles de personas, aunque la
mayor parte son víctimas de la malaria y otras enfermedades tropicales. El ejército
español no está bien apertrechado ni recibe buena atención médica. Los cubanos
tampoco, pero gozan de mayores defensas naturales. Los insurrectos recurren a la tea
incendiaria y a la dinamita para destruir el aparato productivo en la Isla. En esta guerra, al
revés de lo que sucediera en la anterior, funciona mejor el avituallamiento exterior de los
insurrectos. Ambos bandos practican con frecuencia el exterminio de prisioneros. En abril
de 1897, en un esfuerzo por conseguir la paz, Cánovas decreta la autonomía para Cuba y
Puerto Rico, mas es muy tarde. La guerra continúa. Sin embargo, ciertos autonomistas se
hacen cargo de la administración insular. Algunos vuelven desde el exilio con la ilusión de
gobernar y reformar, pero la autoridad real sigue estando en el ejército.
A mediados de 1897 españolistas e independentistas están bastante extenuados, aunque
nadie puede adjudicarse la victoria. No obstante, en las provincias occidentales ha
decrecido bastante la actividad de las tropas mambisas. En agosto sucede algo muy
importante en España: un anarquista italiano, Miguel Angiolillo, asesina a Cánovas del
Castillo. Los independentistas cubanos en París, dirigidos por el médico puertorriqueño
Ramón Emeterio Betances, le habían dado dinero y le habían sugerido el plan de acción.
La muerte de Cánovas precipita la desmoralización de los españoles, especialmente
18
porque Práxedes Mateo Sagasta, un liberal que lo sucede en el poder, inmediatamente
traslada a Weyler lejos de Cuba y nombra a un gobernador “blando”, Ramón Blanco, con
fama de contemporizador, para que busque una forma definitiva de establecer la paz.
Sagasta se da cuenta de que España se está precipitando a una guerra con Estados
Unidos y quiere evitarlo.
4. La Republica
Para Finales del siglo XIX, Estados Unidos había crecido a expensas de México por
métodos violentos o había adquirido Louisiana, Florida y Alaska de manos de los imperios
francés, ruso y el español por vías pacíficas, pero no se había planteado una presentación
planetaria importante eso cambia a finales del XIX. En efecto: durante los treinta años en
que transcurrieron las guerras cubanas de independencia, Estados Unidos, tras el fi n de
la Guerra Civil que enfrentó al Norte y al Sur, experimentó un auge extraordinario en el
terreno económico, acompañado por la voluntad creciente de estrenarse como potencia
mundial y figurar en los asuntos internacionales más allá del continente americano,
impulso que se demuestra en la presencia de un representante de Washington en la
Conferencia de Berlín que el Canciller alemán Otto von Bismarck convocó en 1884 para
decidir la suerte de África y del Medio Oriente.
A principios de 1898 se había tensado notablemente las relaciones entre España y
Estados Unidos como consecuencia de la guerra cubana y de las campañas de prensa
antiespañolas, así las cosas, ante una serie de disturbios provocados en Cuba por los
españoles integristas y simpatizantes de Weyler –quien había sido reemplazado tras el
asesinato del primer ministro Cánovas del Castillo−, dirigidos contra intereses
norteamericanos y contra el gobierno autonómico recién instalado, al que acusaban de
blando, el gobierno de McKinley, a petición del cónsul norteamericano en La Habana, el
ex general sureño Fitzhugh Lee, tras forzar una invitación extraoficial por parte de las
autoridades españolas, decidió enviar a la capital cubana un acorazado de reciente
fabricación e intimidante aspecto, llamado Maine, con el aparente objeto de calmar los
ánimos de los revoltosos.
Unos meses más tarde, en París, sin presencia de representantes cubanos, se firmó un
tratado por el que España renunciaba permanentemente a la soberanía sobre los
territorios arrebatados en la guerra en beneficio de Estados Unidos, y recibía a cambio
una pequeña indemnización de veinte millones de dólares por sus posesiones y la
19
garantía de que serían respetadas las vidas y las propiedades de los súbditos españoles
que permanecieran en las antiguas posesiones. En la negociación, España intentó que
Cuba fuera anexada por Estados Unidos, con el objeto de proteger mejor sus vastos
intereses económicos en la Isla, pero su petición no tuvo éxito: la resolución conjunta
decretada la víspera de la guerra por los parlamentarios norteamericanos hacía imposible
ese desenlace. En todo caso, no dejaba de ser curioso el súbito realineamiento de las
fuerzas políticas que se produjo en el momento de la derrota de España: los españoles y
los hispano cubanos enemigos de la independencia, se vuelvenanexionistas y piden ser
absorbidos por Estados Unidos; los independentistas, mayoritariamente, encabezados por
Máximo Gómez, apoyan sin muchas reservas la presencia norteamericana en la Isla,
mientras los viejos autonomistas son los únicos que objetan la intervención
norteamericana en Cuba.
5. Primera Intervención Estadounidense
Tras desarmar a las tropas españolas y cubanas, y una vez pacificada y ocupada la Isla
por medio de sus fuerzas armadas, por primera vez en su historia los Estados Unidos
ensayaron el “cambio de régimen” de otra nación. Se trataba de crear una república
independiente donde antes existía una colonia, o, al menos legalmente, la “provincia de
ultramar” de una monarquía. ¿Qué hicieron? en primer lugar, reorganizaron la
administración y, literalmente, limpiaron el país de una a otra punta. Lo limpiaron con agua
y jabón, con cientos de cuadrillas de limpieza y con miles de pipas de agua de mar
dedicadas a eliminar la suciedad y los escombros de la guerra. Pusieron énfasis en la
educación, multiplicando por tres las aulas escolares y los maestros, modernizando los
planes de enseñanza y ocupándose, incluso, de trasladar durante un verano a Harvard a
varios cientos de educadores, hombres y mujeres, para que se familiarizaran con las
mejores técnicas pedagógicas. Aumentaron sustancialmente los recursos dedicados a la
sanidad pública, erradicaron la fiebre amarilla tras conocer las investigaciones del
científico cubano Carlos Finlay, quien había demostrado que el mosquito era el transmisor
de la infección. Mejoraron notablemente el sistema judicial, las comunicaciones postales,
los caminos, acueductos y alcantarillados, e introdujeron los tranvías. Simultáneamente,
organizaron una fuerza policíaca-militar capaz de mantener el orden y combatir el
extendido bandidaje rural. En el terreno político, tras ciertas vacilaciones, comenzó
rápidamente la transmisión de la autoridad a los cubanos, la mayor parte proveniente del
fi las insurrectas, aunque se abrió espacio a numerosos autonomistas. Se respetaron las
propiedades de los españoles, incluidas las asentadas en dudosas sentencias judiciales
20
de tribunales coloniales que legitimaron la confiscación de los bienes de los insurrectos,
pero fueron los cubanos quienes resultaron integrados en el gabinete nacional, en los
gobiernos regionales, y en las incipientes fuerzas armadas. En total, unos diez mil
cubanos fueron incorporados a un sector público que en algunos aspectos se inspiró en el
tipo de organización norteamericana, aunque los códigos Civil y de Comercio siguieron
siendo los españoles. Eventualmente, se dictaron órdenes militares mediante las cuales
se convocaba a elecciones municipales, a unos comicios para elegir a la asamblea que
debía dotar al país de una Constitución y, finalmente, a elecciones generales que dieran
paso al establecimiento formal de la nueva república. Esas órdenes, sin embargo, no
fueron discutidas ni consensuadas con los cubanos, sino les fueron impuestas, entre otras
razones, porque los interventores norteamericanos habían liquidado las instituciones de la
oposición y ni siquiera existía un interlocutor claro: el Ejército Mambí había sido
desarmado y licenciado; el gobierno de la República en Armas nunca fue reconocido; y el
Partido Revolucionario Cubano se disolvió solo tras la derrota de España, dado que su
objetivo era llegar hasta ese punto. Naturalmente, este tipo de relación de “ordeno y
mando” enturbió las relaciones entre muchos independentistas cubanos y las autoridades
militares norteamericanas, provocando ciertas tensiones y algunas manifestaciones
públicas en las que se pedía la salida de las tropas, aunque fueron pocas y esporádicas.
Tras tantas décadas de lucha, los mambises cubanos resentían que no se hubiera
reconocido el Gobierno de la República en Armas, presidido por el general Bartolomé
Masó. Asimismo, la mayor parte de los mambises se quejaron del reducido monto de tres
millones de dólares adjudicados por el gobierno interventor norteamericano como
préstamo para compensarlos por sus servicios militares, frente a los once que ellos
habían solicitado. Esa disputa, además, dividió profundamente a los mambises, y en una
tumultuosa asamblea celebrada en el habanero barrio de El Cerro, dominada por la
amargura.
Pero el factor que mayor discordia provocaría entre los cubanos, y entre los cubanos y los
norteamericanos, fue la llamada Enmienda Platt, una disposición legal propuesta por el
parlamentario norteamericano OrvillePlatt, aprobada por el Congreso de Estados Unidos,
parecida a la que años antes se había impuesto a Hawaii, “ley” que convertía a Cuba en
un virtual protectorado de su poderoso vecino, en la medida en que limitaba la soberanía
de Cuba en sus acuerdos con otros gobiernos, otorgaba a Estados Unidos la facultad de
intervenir militarmente para restituir el orden si éste peligraba, y prohibía el
endeudamiento exterior del gobierno cubano. Tras varios ácidos debates, los cubanos se
21
vieron obligados a incorporar la “Enmienda Platt”12a la Constitución promulgada en 1901,
dado que no les quedaba otra opción si realmente deseaban inaugurar una república
independiente.
Sus propósitos eran tres en especial:
1) Estados Unidos se había comprometido a que se respetarían los intereses de
España y los derechos de los españoles que permanecieran en Cuba y no
resultaba evidente que las relaciones entre españoles y cubanos iban a ser
respetuosas tras tantos agravios acumulados.
2) En esa época las potencias europeas, especialmente Inglaterra y Alemania,
habían asumido la “política de las cañoneras” y merodeaban por los puertos del
Caribe y del Pacífico cobrándose por la fuerza las deudas pendientes.
Washington, sencillamente, no quería tener cerca de su frontera sur a un potencial
enemigo europeo de ese calibre.
3) Al menos una parte del gobierno norteamericano abrigaba secretas intenciones
anexionistas y pensaba que el protectorado facilitaba.
El panorama social al que se asomaban los cubanos era, al mismo tiempo, desolador
y lleno de esperanzas. La guerra había destruido una zona importante de las
instalaciones azucareras y tabaqueras, pero las ciudades estaban prácticamente
intactas, y el comercio, mayoritariamente español, no se había interrumpido. Por otra
parte, el cambio de régimen sólo operaba en el terreno político, pero no en el de las
relaciones económicas. El último acto importante de los interventores norteamericanos
fue la celebración de las elecciones generales para elegir al presidente de la república.
Originalmente, dos fueron los candidatos, el general Bartolomé Masó último
presidente de la República en Armas, y D. Tomás Estrada Palma, quien había
ostentado ese mismo cargo durante la Guerra de los diez años. Se dio la circunstancia
de que Estrada Palma, ciudadano norteamericano −ciudadanía a la que renunció− y
residente en New York, no estuvo en la Isla durante la campaña, pero contó con el
apoyo decidido de Máximo Gómez, el más prestigioso de los mambises. En su
momento, Masó retiró su candidatura, y el 31 de diciembre de 1901, Estrada Palma
resultó elegido sin contrincante. Poco después viajó a Cuba en una goleta, y su
primera gran parada fue para abrazar a Masó. Lentamente, fue recorriendo toda Cuba,
mientras recibía el aplauso de muchos de sus compatriotas. Su presidencia se
inauguraría el 20 de mayo de 1902 en La Habana, en medio de una enfervorizada
22
multitud llena de ilusiones con la nueva etapa que comenzaba. Con él comenzará lo
que yo llamo “la república mambisa”. Es decir, el Estado gestionado por los guerreros
que en la segunda mitad del siglo XIX dieron la batalla por la independencia
6. En cuestión de la Educación.
Para los estándares de la época, el panorama educativo del país no era de los peores.
Curiosamente, el nivel de alfabetización de los cubanos era un poco más alto que el
de la propia España, y la clase dirigente criolla solía tener una cierta preparación
universitaria o experiencia como hacendados y ganaderos. Muy positivo fue el regreso
de millares de exiliados radicados en Estados Unidos, muchos de ellos con formación
universitaria o con experiencias empresariales que luego desarrollaron en Cuba. Sin
embargo, el lado negativo de este panorama también era muy abultado: miles de
soldados mambises no encontraban trabajo y apenas disponían de comida o de ropa.
Sentían que la victoria sobre España no les había reportado beneficios materiales, y
protestaban de la situación de los españoles, que mantenían sus comercios. Fue en
aquellos años en los que se hizo popular la convicción, también muy española, de que
la mejor forma de combatir la pobreza era conseguir un puesto público, factor que
reforzó el clientelismo político: los líderes más populares solían ser aquellos que
tenían la capacidad y la influencia necesarias para colocar a sus partidarios. Ese
elemento envenenaría la vida pública cubana durante todo el tiempo que duró la
república.
23
Cultura.Es difícil hablar de la cultura cubana de la primera mitad del siglo XIX sin que de alguna
manera no se sienta la presencia de la tertulia literaria de Domingo Belmonte, tertulia
académica, con mucho tinte político y además con inquietud por la situación social del
país enraizado en la esclavitud.
Cuba tuvo que batallar durante largos años y contra muchos “demonios” para lograr
emerger como nación. Lo hizo después de un largo proceso de lucha, que es el adhesivo
que mantiene fuertemente unidos a la inmensa mayoría de los cubanos hasta hoy, con
independencia del color de la piel. La unidad de los cubanos alrededor del proyecto
socialista es real; es el mayor fruto de la obra revolucionaria de 47 años, heredera de las
múltiples batallas por la independencia y la soberanía nacional.
La Isla fue descubierta y colonizada por una de las potencias más atrasadas de Europa.
España, que nunca fue modelo de modernidad para Cuba, ni ejemplo de unidad dentro de
la diversidad. De la que, como si fuera poco, tampoco heredamos los parámetros de una
ética antidiscriminatoria para combatir al racismo; porque España misma siempre ha
tendido a no asumir su identidad africana.
España, hacia principios del siglo XVI, implanto en Cuba un régimen colonial,
caracterizado por él más férreo monopolista del comercio y de todas las relaciones
económicas con el exterior; la brutal sujeción del negro a la esclavitud; el racismo y la
discriminación racial; la abierta corrupción administrativa; la inconsecuencia moral y
muchas veces la tozudez diplomática, junto a la criminalidad en política. El único interés
de España, fue siempre explotar sin límites las riquezas de la Isla y esquilmarla,
haciéndola pagar todas las aventuras expansionistas de la Metrópoli Colonial.
Solo declararon la autonomía de la Isla, cuando esta ya no podía dar respuesta a sus
necesidades políticas internas, ni significaba prácticamente nada respecto a Cuba, más
que el intento extemporáneo y desesperado de la Metrópoli por tratar de no perder su
colonia, cuando ya no tenían tiempo ni fuerzas para preservarla.
Es cierto que la tozudez de no vender la Isla a Estados Unidos, fue una actitud digna de
cierto agradecimiento. Pero como consecuente colonialista, presionados por la potencia
emergente y la situación interna, España, finalmente, prefirió entregar la Isla a Estados
Unidos, antes que rendirla a las “armas” que habían combatido por ella durante más de
24
treinta años.
Sin embargo, el racismo se puso muchas veces de manifiesto, sobre todo, en las
actitudes asumidas contra el General Antonio Maceo, su hermano José y sobre el sector
de la oficialidad negra y mestiza, por medio de la continua acusación, por parte de no
pocos independentistas, de que los “no blancos” en Cuba, luchaban por instaurar una
“republica de negros”.
Lo cual continuamente fue utilizado también por la propaganda de la metrópoli en contra
del movimiento independentista. Tratando así inspirar miedo a la población blanca. Dentro
de la época no era nada difícil; pues el llamado “miedo al negro” se paseaba por la Isla
desde la Revolución Haitiana (1791- 1804). El temor a que en Cuba se repitieran los
“desastres” que habían tenido lugar en Haití,” ... apareció como un factor psicológico en la
vida de la sociedad cubana que, de una forma u otra, con una variante u otra, con un peso
u otro, se mantendría como una de las constantes de nuestras circunstancias nacionales
hasta la contemporaneidad más reciente.
Entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX, era la esclavitud la cuestión social más
importante de la época. Los hacendados criollos, acérrimos defensores de esa oprobiosa
institución, demandaban tanto su mantenimiento como la entrada libre de esclavos traídos
de África, la llamada Trata.
Tres figuras que actuaban entonces en su esfera específica, aunque dentro de la lógica
de una concertación global, fueron: Francisco de Arango y Parreño, José Agustín
Caballero y Tomas Romay. Estos Propugnaban transformaciones de corte reformista.
Siendo Francisco de Arango y Parreño el líder ideológico de ese grupo, para esa etapa.
Este último, partidario del mantenimiento de la esclavitud y la trata. Es decir, que el
proyecto de modernidad para Cuba, que estos pensadores propugnaban, era reformista y
no se concebía sin la explotación del trabajo esclavo. Para entonces, “La ruina económica
de Haití, consecuencia de la prolongada guerra contra una coalición de potencias
capitalistas, y las sanciones impuestas por esas propias potencias después de la
independencia, además de los variados desajustes internos, motivaron el
encumbramiento capitalista de Cuba, su conversión en uno de los territorios de más
expedita creación de riquezas... y la instauración de un dispositivo permanente de
traslado de esclavos desde África hacia acá.”13
13Morales Domínguez, Esteban. “Cuba: nación, identidad y cultura siglo XIX” pág. 5
25
1. Los orígenes culturales.
Los componentes étnicos y culturales básicos de aquellos remotos antepasados de los
cubanos probablemente fueron el celta y el ibero, éste último grupo situado que en ambas
orillas del Mediterráneo occidental. Celtas e iberos se mezclaron, y esos pueblos de
tronco celtibérico, frecuentemente visitados por navegantes griegos o fenicios que
fundaron poblaciones en la costa del Mediterráneo español, a lo largo de los siglos se
fragmentaron en decenas de pequeños y diversos reinos eventualmente provistos de
diferentes lenguas y diversos grados de complejidad social.
2. La huella del medievo.
Tras el colapso del imperio romano, ocurrido en el siglo V después de Cristo, una tribu
germánica muy latinizada, la tribu de los godos, ocupó la Península, en su momento
estableció la capital en Toledo, y en medio de frecuentes conflictos bélicos gobernó algo
más de 200 años. No añadió demasiados elementos a la cultura imperante, pero por
primera vez hubo un estado independiente en la Península ibérica que no estaba sujeto a
una lejana autoridad imperial.
Sin embargo, esa invasión de los árabes y bereberes a España siglos más tarde tendría
una insospechada importancia para los cubanos. En el medievo los árabes eran unos
excelentes agricultores, y no sólo conocían la caña, una gramínea procedente de la India
que crecía de forma asombrosamente rápida, sino también dominaban la técnica de
fabricación de azúcar y la llevaron a la península ibérica. Con el tiempo, ese cultivo y el
proceso industrial que lo acompañaba se convertirían en el corazón económico de Cuba y
la isla llegaría a ser conocida como la azucarera del mundo.
3. Siglo XIX.
En esta etapa, cuando se instaura en España la casa de Habsburgo, es cuando comienza
a producirse lo que algunos historiadores llaman “la Reconquista de América”. El reino de
Castilla, el imperio estaba formado por distintos Estados que conservaban sus leyes y sus
fueros, decide tomar el control estricto de los territorios americanos, restándoles poder a
los conquistadores, aunque se crea la ficción de que hay un Reino de Indias que coexistía
dentro del imperio con los otros estados. No fue hasta finales del siglo XIX que esa
institución desapareció en Occidente, aunque todavía hoy se practica intensamente en
algunos países de África y Asia. Las motivaciones esenciales de los conquistadores
españoles eran de carácter material. Al margen de los honores y las distinciones de clase
26
que obtenían, asunto muy importante en esa época, buscaban oro, tierras, riquezas,
aventuras y mujeres.
El cuadro religioso cubano presenta una peculiar complejidad por la diversidad de formas
y organizaciones religiosas que lo componen y en especial por las notables diferencias
entre ellas. Esto responde a que históricamente se han establecido distintos modelos
socioculturales que han aportado modos distintos de expresar la religiosidad.
De la cultura aborigen, quedan algunas huellas poco perceptibles. Los modelos más
importantes, el español y el africano, establecieron respectivamente el catolicismo con
carácter hegemónico y expresiones cubanizadas conformadas en un proceso de
transculturación. El modelo norteamericano importó el espiritismo y más de 50
denominaciones protestantes. Por otras influencias se han incorporado el vudú haitiano,
formas religiosas de chinos, el judaísmo, etc. Si bien en la mayoría de la población existen
elementos religiosos, el pueblo cubano. Sin embargo no es eminentemente católico,
protestante, santero o espiritista. Prevalece una religiosidad espontánea, asistemática,
referida principalmente a la cotidianeidad que se expresa en variadas devociones,
creencias y prácticas de contenido más bien mágico y supersticioso.
La vertiente española del modelo occidental, establecida largamente como cultura
dominante por más tiempo en Cuba que en la mayoría de las restantes colonias del
continente y prolongada en otras circunstancias, rotos los vínculos con la Metrópoli, por la
permanencia en el país de españoles incorporados sobre todo a sectores comerciales y
agrícolas y por posteriores inmigraciones, implantó el catolicismo en calidad de religión
oficial y hasta exclusiva. Sobre este catolicismo es necesario tener en cuenta tres factores
que lo condicionaron: por una parte, la dependencia de la Iglesia católica a la Corona de
España, y una subordinación de las estructuras eclesiales locales a las españolas con un
estilo de actuación y unas concepciones propias de ese país; por otra parte, el clero que
acompañó a la empresa colonial y por mucho tiempo no fue un modelo ético ni de
dedicación, sobre lo que hay hechos que lo confirman; por último, el tipo de catolicismo
importado cerrado a las tendencias renovadoras de la Reforma, con fuertes influencias
moriscas, judaizantes y de supersticiones medievales, no era realmente el catolicismo de
los grandes místicos, sino más próximo al llamado catolicismo popular español. Por
razones políticas y de actuación pastoral, en resumen, el catolicismo en su forma
27
ortodoxa no alcanzó niveles altos de arraigo en la sociedad cubana y en su contra incidió
un anticlericalismo que permeó el pensamiento más avanzado e influyente.14
El crecimiento de la demanda de dulce y de la competencia internacional, provocaron una
concentración de las exportaciones cubanas en el mercado norteamericano,
fundamentalmente a partir de 1850-1860, y el inicio de una fase de modernización
tecnológica en el sector, destinados a adoptar la gran escala de producción, con el fin de
abaratar los costes operación, La consecuencia fue la continuación de la tendencia
iniciada en las últimas décadas del siglo XVIII: la concentración paulatina de la riqueza en
un número cada vez menor de personas. Los dos obstáculos fueron la escasez de
recursos financieros y humanos con que tropezó la modernización de la industria
azucarera. El primer y el segundo tema no han recibido atención suficiente por parte de la
investigación, no así el tercero. Ante el inicio de la crisis del sistema de plantación
esclavista, se arbitraron distintas soluciones. Así surgieron proyectos como el que
proponía dedicar a los esclavos que había en el país sólo a actividades productivas, se
hicieron esfuerzos por mejorar sus condiciones de vida, incluso se establecieron algunos
criaderos. No obstante, estas soluciones no fueron suficientes porque no alcanzaron a
satisfacer las necesidades de mano de obra y porque la mencionada modernización de
los ingenios implicó cambios en las relaciones laborales, que dieron lugar a una transición
hacia el trabajo libre asalariado. El problema se resolvió momentáneamente mediante la
importación compulsiva de trabajadores y mediante el fomento de la inmigración.15
4. El modelo occidental.
La vertiente norteamericana del modelo occidental arribó a Cuba en la segunda mitad del
pasado siglo y con más influencia en el XX al aplicarse el proyecto neocolonial con que se
construyó la república desde la intervención estadounidense en 1898. Con él llegó el
espiritismo, aunque teorizado desde Francia y más extendido en la población cubana en
variantes alejadas de la teoría, de carácter básicamente utilitario y sincretizado con el
catolicismo y expresiones de origen africano. 16
14Ramírez, Calzadilla Jorge, “religión cultura y sociedad en cuba” pág. 14215Scott, Rebeca. “Evolución socio-económica de Cuba”. Pág. 519. 16 Rodríguez I. Hodge. “Cultura cubana y religión”. Pág. 143.
28
La cultura cubana ha recibido otras influencias con derivaciones religiosas que aunque
menos extendidas hacen aún más complejo el cuadro religioso. Braceros haitianos
inmigrados para satisfacer demandas de la cosecha azucarera en la etapa republicana
neocolonial eran portadores del llamado vudú, que refleja los sincretismos de religiones
africanas y el catolicismo. Entonces y desde antes fueron contratados campesinos chinos
bajo condiciones de semi esclavitud, los cuales tenían sus propias creencias y prácticas
religiosas muy poco estudiadas en Cuba. Inmigrantes de nacionalidad hebrea instituyeron
en el país el judaísmo con varias organizaciones y sinagogas. Formas filosófico-religiosas
orientales, como el behaísmo, el Teo sofismo y otras son también estudiadas y
practicadas (ver en el anexo del final del artículo una clasificación de expresiones y
organizaciones religiosas existentes en Cuba).
29
Geografía. En 1878, después de la Guerra de los Diez Años, como consecuencia del Pacto del
Zanjón el gobierno colonial español dividió a Cuba en seis provincias político-
administrativas. Esta división fue hecha para adaptar la división territorial de la Isla a la
existente en la Península ibérica y para facilitar la elección de Diputados a las Cortes
Siguiendo la costumbre de la época en España, las provincias fueron nombradas por sus
ciudades capitales.
Las seis nuevas provincias fueron, de occidente a oriente:
1. Pinar del Río
2. La Habana
3. Matanzas
4. Santa Clara
5. Puerto Príncipe
6. Santiago de Cuba
Las provincias fueron a su vez divididas en términos municipales o municipios con sus
respectivos ayuntamientos. Los municipios se organizaban en los poblados que contaran
con al menos 1000 habitantes. En 1879 existían 110 municipios. (imagen 1).
1.
30
Entre 1800 y 1899 se levantaron en el país siete censos generales de población, aparte
de otras estimaciones, conteos y trabajos específicos sobre las variables demográficas,
principalmente la mortalidad. Este auge de los estudios estadísticos no fue solo en el
campo demográfico, sino también en otros. En este siglo los boletines sobre la producción
azucarera, el comercio exterior y otros son relativamente abundantes.
A inicios del siglo XIX la población y las riquezas de la Isla de Cuba iban en aumento, esto
se debió a que después de las paz general en 1815 el tráfico de esclavos africanos tomó
grandes proporciones, según los datos que tomó Alejandro de Humboldt para su ensayo
“Político de la Isla de Cuba”, en los años de 1818 a 1820 solo por la Aduana de la Habana
se registraron 41.000 esclavos. Además de la inmigración que desde 1810 y
hasta 1823 hubo en las Antillas de familias del Continente americano, aumentó también la
inmigración de peninsulares que buscaban un lugar en tierras del Caribe tras la pérdida
de los demás virreinatos tras los estallidos revolucionarios de América Latina.
En 1817 se levanta un censo que se reconoce como auténtico, aunque al parecer
hubo omisiones importantes, por el temor, que despertaba en la población este
tipo de actividad, porque su objetivo era, en muchos casos, la imposición de
nuevas contribuciones. La población que registra (según la evaluación más
aceptable) es de unos 572.363 habitantes, lo que significa un incremento
poblacional de 300.063 habitantes.17
En 1827 se levanta otro censo de población; en el mismo la población de Cuba
alcanza los 704.487 habitantes, de los cuales un 41 por ciento son esclavos.
Comparándolo con el de 1817, se registra un crecimiento de 132.124 habitantes,
para una tasa de crecimiento medio anual de 2.06 por ciento. El crecimiento de la
población blanca es de 53.671 habitantes y la esclava de 87.650, de los cuales
40000 han arribado al país en esos años. La relación de masculinidad de la
población blanca es de 1184 varonespor 1000 hembras y la de la población
esclava de 1768.
En estos años la economía de plantación típica de este período de la historia
económica cubana, se encuentra en pleno auge. La trata libre de esclavos es una
realidad, aunque ya desde 1819 se ha introducido la máquina de vapor en la
industria azucarera cubana. La vorágine del mercado internacional del azúcar
dominado por relaciones capitalistas, influye en la sacarocracia criolla, que
17A. José. "Bahía de ultramar España y Cuba siglo XIX. pág. 88.
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responde con un incremento de la producción, lograda a costa de la mano de obra
esclava.
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Conclusión.
En conclusiones generales sobre el tema estudiado, Cuba en el siglo XIX, aspectos
Políticos, Sociales, culturales y Geográficos como otros pueblos, el cubano, ha hecho
su propia historia y le ha correspondido la responsabilidad de su propia realización
cultural. Ello le ha permitido una esplendorosa síntesis, la cual sólo ha sido posible a
partir de ese espíritu revolucionador donde la Cubanidad deviene como sustitución de la
presencia de influjos foráneos, pero sabiendo que tampoco se renuncia a estos influjos.
La historia de Cuba ha sido convulsa, compulsada a la emergencia y, si se quiere,
breve, teniendo en cuenta los siglos que le tomó a otros pueblos sus procesos
históricos; de tal modo, se trata de una historia que ha mostrado la capacidad criolla de
generar una conciencia de grupo y de dar una pronta respuesta a los "imprevistos" y
urgencias que el decursar del tiempo le ha deparado. Empezamos este ensayo con una
extensa información sobre la política y sociedad en Cuba, está claro que este trabajo
está centrado en el siglo XIX, pero como información recopilada de distintas fuentes
primarias nos extendimos varias veces y entramos a diferentes etapas para poder
explicar el origen de cada situación y es como se llega a una conclusión, como se
menciono a la mitad de esta conclusión la historia Cubana está llena de muchos
imprevistos, el tiempo y la época no fueron los mismo en otros siglos es por eso que
como en todos los países del mundo llegan situaciones espontaneas, pero es, en este
siglo donde lo social, lo político y lo cultural empiezan a jugar un papel importante en la
economía mundial que en ese momento estaba naciendo, Cuba tomo un gran auge en
el siglo XIX en importaciones y exportaciones al mercado mundial y de pasar a ser una
simple colonia Española se convirtió en uno de los estados con mayor productividad en
el mundo. Su población aumentaba, su capital, La Habana se modernizaba y
geográficamente la República de Cuba crecía de manera rápida.
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Bibliografía
-Fuentes Primarias
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2) Eduardo del Rìo – “Lastima de Cuba” (Rius) Mayo 2010 Litográfica Ingramex, S,A de C V
3) CASTILLO Norma –“Constitución de la República de Cuba”- Editora Política 2010.
4) MONTANER Carlos Alberto- “Los Cubanos Historia de Cuba Lecciones” 2006 BrickellCommunationsGroupPrinted in U.S.A
5) MOLINA Jesús M. García - “La economía cubana desde el siglo XVI al XX: del colonialismo al socialismo con mercado” Unidad de Desarrollo Económico Febrero del 2005.
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7) DOMINGUEZ Esteban Morales, "Cuba: color de la piel, Nación, Identidad y Cultura, ¿un desafío contemporáneo?". Universidad de la Habana, 2005.
8) MONTES DE OCA Florentino, "cultura y medio ambiente una visión desde Cuba", DELOS, 2009.
9) CHAVEZ Eduardo Salinas, "la geografía física y el ordenamiento territorial de Cuba", Universidad de la Habana, 2005.
10)GARCIA Antonio Santamaría, "Cuba, Evolución Socio-Económica y formación nacional", Instituto Universitario Ortega y Gasset. 1996.
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