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J a c a j a c o b e a n º 7

EDITA: Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Jaca

CoordinadorErnesto Gómez García

DiseñoRc Estudio

Foto PortadaJavier Ruiz de Larrinaga Sáenz

El coordinador de esta revista así como la Junta directiva de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Jaca, no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta publicación.

Está prohibida la reproducción total o parcial de la imagen de la portada y del texto publicado sin el consentimiento de sus autores.

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Probablemente no seamos políticamente correctos en nuestras manifestaciones escritas o verbales porque creo que ese es un lenguaje difícil de conjugar para aquellos que somos ajenos a los entresijos políticos . Y digo esto por la per-plejidad que me produce ver como lo que a nivel de calle es sencillo, evidente

y elemental se complica enormemente cuando entra en las complejas estructuras políticas.

Cuando, bien a instancia suya o a propuesta nuestra, empezamos a trabajar en algún proyecto lo hacemos siempre con ilusión renovada y pensando : “ Esta vez sí. Ahora sí que les importan nuestras opiniones y nuestras iniciativas. Por fin nos tienen en cuenta”

Pero la realidad es tozuda y una y otra vez hace que nos sintamos ignorados, viendo como se hacen declaraciones o se emprenden acciones en las que tenemos mucho que aportar y se nos mantiene al margen.

¿Y los tiempos? ¿Tienen los políticos los mismo relojes que los que no lo somos? Un viejo refrán dice que “las cosas de palacio van despacio” y esto es sencillamente des-esperante para los que vivimos a nivel de calle.

Si hay algo que creo que se les debe pedir es cercanía y accesibilidad hacia quienes les hemos situado en el lugar que ahora ocupan; pero salvo honrosas excepciones, sucede lo contrario, se alejan de manera que parece que lo que pasa a nuestro alre-dedor no fuera con ellos. Y entre otras muchas cosas, y ciñéndonos a nuestro tema jacobeo pasa que nuestro Camino va dejando un recuerdo casi siempre imborrable en quienes lo recorren.

Pero no siempre es un recuerdo grato y por no extenderme en detalles os invito a que lo descubráis echando un vistazo al libro de visitas de nuestra página web y veréis los comentarios espontáneos que los peregrinos van dejando. Hemos de darles las gracias porque se toman interés en manifestarnos su opinión para corregir deficiencias y suplir carencias. Hemos de darles las gracias por haber elegido nuestro Camino y no otro, por haber querido disfrutar de nuestra tierra en todas sus facetas.

¿Y qué comentan? Pues la realidad del Camino cuando peregrinan por él y encuentran los problemas que el andarlo paso a paso les plantea. Un peregrino que elige Som-port como punto de partida hacia Santiago ha depositado toda su ilusión, todas sus expectativas en esta tierra, en estas gentes y no podemos ni debemos hacerle pensar que su elección ha sido errónea. Pues lamentablemente y para nuestra vergüenza, eso está pasando.

Mientras desde los ámbitos competentes de responsabilidad sobre el Camino de San-tiago en Aragón se siga pensando con mentalidad de parque temático estaremos en un error. Y es debido a la falta de proximidad, porque falta ponerse las botas y pisar el barro ya que como decimos siempre NO HAY CAMINO SI NO HAY PEREGRINO.

El Camino está vivo, y por ello necesita constantes cuidados y continuo mantenimiento para que sigan dándole vida los peregrinos que lo pisen. Si sólo lo vemos como un te-rritorio donde hacer conciertos, exposiciones, conferencias y llenarse la boca diciendo que lo tenemos todo perfecto, nos estamos equivocando. Hay que ser autocríticos y veremos que tenemos mucho por hacer y mucho por aprender.

Hasta que no haya en los responsables la sensibilidad imprescindible y se siga incre-mentando el distanciamiento entre la realidad del Camino y la idea que ellos tienen de él no podremos satisfacer los anhelos ni las esperanzas de los peregrinos y el Camino seguirá sufriendo, sin saber hasta cuando resistirá.

Una vez más manifestamos nuestra disposición a trabajar por el Camino con todo aquel que verdaderamente esté interesado.

Francisco Javier Rapún Presidente

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Capitel estilo románico (s.XI). Iglesia de Santiago - Jaca

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01 • Editorial

04 • Firma invitada Manuel Montes La vegetación y el paisaje en el Camino de Santiago en Aragón 10 • Las Leyendas del Camino El Voto a San Idalecio

12 • Hospitalidad y Solidaridad en la Jacetania

16 • Documentación Jacobea El Códex Calixtinus

17 • El Rincón del Peregrino El Camino Portugués

18 • La Alcaldesa de… Maika Martínez Alcaldesa de Santa Cruz de la Serós

20 • Actividades Asociación

S U M A R I O

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Foto IPE-CSIC. Jaca

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LA VEGETACIÓN Y EL PAISAJEEN EL CAMINO DE SANTIAGO EN ARAGÓN

El Camino de Santiago cruza el Pirineo y uno de los ramales del denominado camino francés, la vía tolosana, entra en nuestro país por el puerto de Somport, a 1.649m. de altitud. Su recorrido por Aragón discurre por el valle del Aragón desde su cabecera hasta su entrada en Navarra, a la altura del embalse de Yesa.

El paisaje que observaremos en nuestro recorrido no ha sido sólo modelado por los procesos na-turales que actúan sobre el medio físico y por la evolución natural de la vegetación sino también, y no en poca medida, por la acción humana. Como ejemplo, cabe citar que buena parte de las masas arboladas que veremos a lo largo del camino no son de origen natural sino resultado de las repoblaciones forestales realizadas durante el siglo pasado.

La cabecera del valle recibe la influencia atlántica que tiene como consecuencia una vegetación predominante de bosques húmedos montanos -con el haya (Fagus sylvatica) y el abeto (Abies alba) como especies características-, escasos pinares subalpinos y pastos de montaña atlántica. A medida que avancemos en nuestro recorrido, podremos apreciar la paulatina transición desde la vegetación propia del bosque húmedo caducifolio hasta llegar a la vegetación típica del bosque esclerófilo (de especies de hojas más pequeñas, duras y persistentes, adaptadas a los periodos secos) mediterráneo en el entorno del embalse de Yesa. La primera parte del recorrido, de Som-port a Jaca, discurre sensiblemente en dirección norte-sur, girando luego hacia poniente por la Canal de Berdún en su segunda parte, de Jaca al límite con Navarra.

Cuando el peregrino llega desde Francia al puerto de Somport, después de haber recorrido un rodal de haya que ha ido perdiendo densidad hasta desaparecer al acercarse al collado, divisa en territorio español las abruptas paredes rocosas que son la razón del nombre de Montes Ásperos que da el Libro V del Codex Calixtinus al entorno de Somport. En esta zona, el peregrino también divisa prados de alta montaña y poblaciones dispersas de pino negro (Pinus uncinata) entre roquedos. Descendiendo, los rodales de pino negro alternan con los canchales, zonas rasas, roquedos y co-ladas de aludes. Los prados de alta montaña situados en las faldas y en el fondo de las vallonadas dan lugar a turberas originadas por los largos periodos de innivación.

En el entorno del puente del Ruso el pinar de pino negro pierde su hegemonía en beneficio del pino albar (Pinus sylvestris), aunque aquél se sigue pudiendo observar en las cotas más altas.

Aparecen manchas dispersas más o menos grandes de boj (Buxus sempervirens) junto a la carretera de Candanchú a Somport o cerca del barranco de Rioseta, que colonizan los roquedos de arenisca roja o conglomerados, así como las zonas bajas de las gleras. Una vez pasado el

Por: Manuel Montes

F i r m a

I n v i t a d a

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barranco de Rioseta, se puede apreciar una línea artificial de arces blancos (Acer pseudoplatanus) y, formando bosque en galería en el río Aragón, haya, fresno (Fraxinus excelsior), pino albar hibridado a veces con pino negro, chopo (Populus nigra), serbal (Sorbus aria), serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), majuelo (Crataegus monogyna) y saúco (Sambucus nigra), como especies principales.

A la altura de Canal Roya se extienden las bojedas, los rodales de avellano (Corylus avellana) y abundantes serbales. Se pre-sentan rodales de haya en la umbría de la canal con un cortejo florístico indicador del sustrato calizo: la primavera (Hepatica nobilis), la ortiga blanca (Galeopsis tetrahit) y la hierba de la piedra (Arenaria grandiflora). En los alrededores del Camping Canal Roya se aprecian pies arbóreos de serbal.

En el tramo que conduce hasta el albergue de Santa Cristi-na, en la masa de pino silvestre y abeto se pueden encontrar otras especies arbóreas como fresno, avellano, arce blanco, acirón (Acer opalus), arce aplatanado (Acer platinoides), tre-moleta (Populus tremula), serbal, serbal de cazadores, olmo de montaña (Ulmus glabra), cerezo (Prunus avium), acebo (Ilex aquifolium) y salguera (Salix caprea). En el sotobosque arbustivo puede observarse el saúco (Sambucus nigra), saúco rojo (Sambucus racemosa), peral silvestre (Pyrus communis) y abrojo (Rosa pendulina). Entre el matorral subarbustivo apare-cen el boj (Buxus sempervirens), el pudio (Rhamnus alpinus) y la sarga (Salix eleagnos). En Canfranc-Estación se aprecia un mosaico de haya y pino albar con rodales de abeto, especie que irá desapareciendo a medida que bajemos por el valle, aunque seguirá presentándose en pies dispersos por las cumbres, jun-to con el pino negro.

El entorno de la estación de Canfranc es un lugar idóneo para observar cómo la actuación del hombre ha modificado el paisaje en su beneficio y, a la vez, ha conseguido una integración per-fecta de esta actuación con la naturaleza. Cuando, tras varios acuerdos y desacuerdos, se firmó en 1907 el definitivo convenio hispano-francés que fijaba el emplazamiento de la estación in-ternacional y de la boca sur del túnel (que no se inaugurarían hasta 1928), ya se tenía conciencia de que era imposible cons-truir la estación sin resolver previamente el problema de las avenidas de los torrentes de las dos laderas, así como el de los aludes ocasionados por los desprendimientos de nieve en las cuencas de recepción. Este problema habría de resolverse de la mano de los Ingenieros de Montes que durante varias décadas redactaron sucesivos proyectos y ejecutaron las correspondien-tes obras que pueden encuadrarse en dos tipos. Por una par-te, se plantearon obras de defensa activa para la retención del manto de nieve y evitar así la formación del alud. Para ello se proyectaron banquetas o terrazas, muros de sujeción, puentes de nieve, estacadas y entrelazados, redes metálicas y rastrillos. Por otra parte, se proyectaron obras de defensa pasiva desti-nadas a dividir, dirigir o detener los aludes en zonas prefijadas. Para ello se diseñaron los denominados diques vacíos.

Pero todas estas obras se concebían con un carácter transitorio, pues el mejor método de lucha se consideraba el establecimiento de una masa arbórea protectora plenamente desarrollada que, forzosamente, se logra sólo a largo plazo. Entre 1908 y 1930 se repobló una superficie de 360 ha. A principios de la década de los años 30, la repoblación se consideraba lograda ya en las zo-nas bajas, pero no en las cuencas de recepción de los torrentes, donde fracasó cuantas veces se intentó debido a la falta de tierra vegetal, los arrastres de las aguas y los esfuerzos a que se veía sometida por la reptación y deslizamiento de la nieve. Por eso, en 1947 se continuaron los trabajos con un nuevo proyecto que incidía especialmente en las obras en la cabecera de los torren-tes, de modo que las construcciones tenían un doble cometido, el de sustituir el papel protector que debían desempeñar las repo-blaciones y el de defenderlas hasta que adquirieran el desarrollo necesario para que fueran ellas las protectoras.

Los aludes de 1930, habían caído sin más trascendencia que algu-nos destrozos en las obras y en el arbolado repoblado. También los de 1962, en el torrente de Estiviellas, y 1970, en el torrente Epifa-nio, se saldaron sin mayores consecuencias que la destrucción de un dique, en el primer caso, y de una franja de arbolado, regene-rado naturalmente después, en el segundo. En 1986 tuvo lugar el alud de mayor impacto, en la vertiente del torrente de Estiviellas, que destruyó el dique de de contención de la cuenca de recepción, saltó los nueve diques siguientes y arrasó el bosque repoblado existente en el cono de deyección, acabando su recorrido en la iglesia y sin afectar apenas a la estación. La repoblación y las obras habían cumplido su misión de protección de dicha infraestructura ferroviaria. Posteriormente, se llevaron a cabo nuevas obras de defensa en sustitución y ampliación de las destruidas, mientras que la masa arrasada se ha regenerado naturalmente, pudiendo apreciarse haya, serbal, arce y pino albar.

Retomando nuestro camino descendente por el valle del Ara-gón, a medida que va desapareciendo el haya, van presentán-dose especies subesclerófilas (algo menos exigentes en hume-dad), si bien aún aparecen rodales mesófilos ( vegetación que se desarrolla y vive en condiciones de temperatura y humedad de tipo medio para el conjunto de zonas potencialmente cu-biertas por vegetación) de pino albar, avellano, abedul (Betula pendula) y tremoleta entre Canfranc y Villanúa.

Ya en el entorno de Villanúa aparece la encina (Quercus ilex rotundifolia), que alcanza aquí su límite septentrional en Eu-ropa debido al efecto Föhen sobre el macizo pirenaico (se tra-ta del efecto desecante causado por la colisión de masas de aire húmedas con un sistema montañoso que, al ascender por la ladera de barlovento, en este caso la vertiente francesa, se enfrían, condensándose y produciendo precipitaciones, lo que da lugar en la vertiente de sotavento, la española, a vientos secos y temperaturas que van aumentando conforme éstos descienden). Junto con la encina aparece el quejigo o cajico (Quercus faginea), así como pies híbridos de ambas especies. Sigue apareciendo, de modo disperso, el pino albar. En el so-

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tobosque arbustivo se observan numerosas especies como senera o guillomo (Amelanchier ovalis), cerezo de Santa Lucía (Prunus maha-leb), majuelo (Crataegus monogyna), manzano silvestre o maguillo (Malus sylvestris) y avellano. Entre el matorral arbustivo aparecen otras como boj, aligustre (Ligustrum vulgare), pudio, barza (Rubus canescens), aliagueta (Emerus major), madreselvas como manetas de Dios (Lonicera xylosteum) y chuntamanetas (Lonicera etrusca), rosal silvestre (Rosa pouzinii) y arañonero (Prunus spinosa). Entre el matorral bajo se observan especies como cespedilla (Helianthe-mum nummularium), aliaga (Genista scorpius), gayuba o buchareda (Arctostaphylos uva-ursi), madreselva del Pirineo o sirera (Lonicera pyrenaica) y lino azul (Linum narbonense). Hay lianas y trepadoras como la hiedra (Hedera helix), la enredadera (Tamus communis) y la beliguera (Clematis vitalba). Entre las especies herbáceas y sufrutico-sas (plantas con cepa leñosa que emiten brotes anuales herbáceos) se encuentran camedros (Teucrium chamaedrys), tomillo (Thymus vul-garis), albahaca montesina (Saponaria ocymoides), arrocillo (Sedum album), arroz de moro o uña de gato (Sedum sediforme), betrónica (Stachys officinalis), betrónica amarilla (Stachys alopecuros), veza (Vi-cia cracca), alacranera (Coronilla scorpiodes), pericón o hierba de San Juan (Hypericum perforatum), abortacabras (Saxifraga longifolia), té de monte (Satureja alpina), matapulgas o follanastro (Sambucus ebulus) y tréboles como el pie de liebre (Trifolium arvense) o blanco (Trifolium repens). Entre las gramíneas lastoniformes se encuentra el lastón (Brachypodium retusum), la grama (Dactylis glomerata) y la cañuela (Festuca ovina).

En torno a Castiello de Jaca y ya hasta Jaca, la vegetación predomi-nante es un pastizal leñoso con manchas más o menos densas de aliaga. En las laderas, a ambos lados del valle, se aprecian masas de pino albar y quejigo, con manchas intercaladas de pino negral o nasarro (Pinus nigra) salpicadas de boj.

Al llegar a Jaca, hasta hace pocos años, un olmo (Ulmus minor) co-nocido como Árbol de la Salud daba la bienvenida al peregrino que llegaba a la ciudad por el camino francés. A pesar de su nombre, no sobrevivió a la enfermedad letal que ha ido acabando con las olmedas de toda Europa, la grafiosis, producida por un hongo semi-parásito (Ceratocystis ulmi) que ataca al olmo tras el debilitamiento producido por un coleóptero defoliador conocido como galeruca (Ga-lerucella luteola) y cuya propagación se ve favorecida por la actua-ción unos pequeños insectos, coleópteros perforadores conocidos todos como barrenillo (Scolytus scolytus, Scolytus kirchi y Scolytus multistriatus).

Una vez cumplida la obligada visita del peregrino a la catedral y a la iglesia de Santiago, se abandona Jaca y el camino gira hacia ponien-te en dirección a Compostela por la Canal de Berdún, coincidiendo con la carretera nacional a Pamplona. Seguimos recorriendo el valle del río Aragón, que vimos nacer en Candanchú y discurrir encajonado entre montañas hasta Jaca, pero a partir de aquí el valle se abre a un paisaje amplio constituido por un mosaico de cultivos agrícolas con plantaciones de chopos en las riberas fluviales y limitado al sur por la Sierra de San Juan de la Peña y su prolongación de la Peña Musera y Sierra Noble y, al norte, por un zócalo de margas grises por el que se

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abren paso los ríos pirenaicos Lubierre, Estarrún, Aragón Subor-dán, Veral y Esca, que rinden sus aguas al Aragón.

El bosque en galería que acompaña al Aragón, además de las choperas procedentes de plantación, cuenta con arbolado es-pontáneo de chopo, álamo (Populus alba), mimbrera o bergue-ra (Salix alba) y olmo, con pies dispersos de aliso (Alnus glu-tinosa), avellano y ejemplares asilvestrados de acacia (Robinia pseudoacacia).

Las faldas de las laderas de la margen izquierda, están pobladas por quejigares y pinares de pino albar, bien en manchas mo-noespecíficas más o menos grandes o bien mezcladas, en cuyo sotobosque arbustivo aparecen senera, boj, aligustre, chunta-manetas, rosal silvestre y matorral de aliaga, tomillo, esplie-go o espigallo (Lavandula angustifolia), manzanilla o abrótano hembra (Santolina chamaecyparissus) y emborrachacabras o escobizo (Dorycnium pentaphyllum). En las umbrías más fres-cas de la Sierra de San Juan de la Peña aparecen hayedos y abetares. También aparecen algunos carrascales, más escasos, asentados sobre roquedos o solanas pedregosas y pinares de pino negral procedente de repoblación, más abundantes a me-dida de que el camino se adentra en tierras de la Alta Zaragoza. En las zonas más claras del bosque arbolado y en las superficies más degradadas aparecen bojedas y aliagares.

Las laderas de la margen derecha constituyen el citado zóca-lo de margas grises erosionadas, sobre cuyas planicies supe-riores vegetan carrascales de porte arbustivo y subarbustivo, aliagares, pastizales leñosos y algunas bojedas. Más al norte el paisaje se completa con matorral alto de boj y enebro (Ju-niperus oxycedrus). La vegetación del entorno del camino en

la margen derecha del río irá siendo cada vez más esclerófila a medida de que nos vayamos aproximando al emblase de Yesa. Así, sobre las margas grises de la orilla derecha del emblse, con orientación solana, vegetan repoblaciones de pino carrasco (Pinus halepensis) en las que algún pino albar disperso se resiste a desaparecer. Fuera del sustrato mar-goso se aprecian enclaves termófilos (con vegetación resis-tente y adaptada a soportar habitual o frecuentemente tem-peraturas altas) con encina, coscoja (Quercus coccifera) y enebro. En la orilla del embalse hay algunos rodales de pino albar con subpiso arbustivo y subarbustivo de quejigo, arce común (Acer campestre), enebro, boj, aliaga, garbancillera borde (Ononis fruticosa), majuelo, arañonero, chuntamane-tas, rosa silvestre y alatierno (Rhamnus alaternus); matorral de camedros, manzanilla o abrótano hembra, emborracha-cabras o escobizo, asperón (Lithodora fruticosa), hierba de plata (Argyrolobium zanonii) y herbáceas como lastón, salvia o bálsamo (Salvia verbenaca), trébol de hoja estrecha (Trifo-lium angustifolium), ontina (bupleurum rigidum), hierba de las úlceras (Coris monspeliensis).

En las colas del embalse de Yesa, igual que en márgenes cu-biertas por las aguas con poco calado vegeta una especie de sauce (Salix salvifolia) arbustivo bastante denso.

En el embalse de Yesa el camino abandona Aragón y penetra en Navarra, si bien en esta zona limítrofe el peregrino no percibirá cambios ya que seguirá encontrando bosquetes de quejigos insertos en masas de pino carrasco.

Aquí termina nuestro recorrido por esta vez, pero el Camino continúa. ¡Ultreia!

Bibliografía: Alía, A. et al.: “Diccionario Forestal”. Sociedad Española de Cien-cias Forestales. Madrid, 2005.Aranda, G. de et al.: “Hidrología forestal y protección de suelos”. ICONA, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid, 1992.Bachiller, P. et al: “Plagas de insectos en las masas forestales españolas”. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Ma-drid, 1981. Ceballos, L. y Ruiz de la Torre, J.: “Árboles y arbustos de la España peninsular”. Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Madrid, 1979.Gómez, D.: “Flora y vegetación de la Jacetania”. Jaca, 2003Polunin, O.: “Árboles y arbustos de Europa”. Ediciones Omega. Barcelona, 1978.Ríos, S. et al.: “El medio físico y su peligrosidad en un sector del Pirineo Central”. Instituto Geológico y Minero de España, Minis-terio de Ciencia y Tecnología. Madrid, 2001.

Ruiz de la Torre, J. et al.: “La cubierta vegetal en el Camino de Santiago”. Organismo Autónomo Parques Nacionales, Ministerio de Medio Ambiente. Madrid, 1999.Villar, L. y Benito, J.L.: “Memoria del mapa de vegetación actual del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido”. Organismo Autónomo Parques Nacionales, Ministerio de Medio Ambiente. Madrid, 2001.Villar, L., Sesé, J.A. y Fernández, J.V.: “Atlas de Flora del Pirineo Aragonés”. Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Instituto Pirenaico de Eco-logía (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y Depar-tamento de Agricultura y Medio Ambiente del Gobierno de Ara-gón. Huesca, 1997 y 2001.

Agradecimientos: a Javier Biota, Daniel Gómez, Javier Puente, Ignacio Tornil y Luis Villar, por facilitarme la bibliografía consulta-da para escribir estas líneas

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Los habitantes y villas del Reino de Aragón, favorecidos con los milagros de San Indalecio y agradecidos a sus beneficios, el 17 de abril de 1187 le hicieron Solemne Voto 238 pueblos de las Montañas de Jaca. Según SANDOBAL la importancia, en exten-sión, del Voto excede a los de San Millán de la Cogolla y Santiago de Compostela.

Este fue el Voto, según nos refiere ECHEVERZ (pp. 121-122):“...Nosotros todos - los Rectores de las Iglesias, Vicarios, y Capellanes, con los hombres de las Villas abajo nombradas, pi-diendo a Dios perdón por nuestros muchos pecados, y que nos vemos oprimidos por muchos peligros, y trabajos, especial-mente por falta de las aguas en nuestros sembrados, y creemos los embía Dios, para que nos enmendemos:

Por tanto, humildes, y devotamente unánimes, y concordes, hazemos Voto Solemne, por nosotros, y por nuestros Sucessores a Dios, y a la bienaventurada Santa Marta, y al bienaventu-rado Precursor San Juan Bautista, y especialmente a la Iglesia del bienaventurado San Indalecio Obispo, que está sita en medio del Monte se San Juan de la Peña, y a. todas las Reliquias del dicho Monasterio, delante de Dios, y del Señor Ferdinando Abad, Y de todo el Convento del dicho Monasterio, y el Voto que hazemos es del tenor siguiente: Que vendremos, o embiarémos todos los años infra la octava de Pentecostés una Persona de cada Casa de todas las Villas abajo mencionadas con Procession, y Ledanias, con las Cruzes y Clérigos, con reverencia, y devoción honorí-fica, y honrosamente, y como conviene, al Monasterio Sobredicho de San Juan de la Peña; y aun añadimos a. este Solemne Voto: Que daremos todos los años al Cogedor de San Indalecio de cada jugo un quartal de trigo, y de una bestia, o buey, medio quartal, y de cada axadero medio quartal para luminaria, y sustento de la iglesia sobredicha, para que el Señor, y Dios nuestro se digne por los ruegos, y preces del bienaventurado San Indalecio, y de los demás Santos, darnos a sus tiempos agua, y serenidad.”

En respuesta, el Abad Ferdinando hace participes de los benefi-cios espirituales del Monasterio a cuantos acudan a San Juan de la Peña en cumplimiento del Voto a San Indalecio.

Mas adelante, ECHEVERZ refiere (pp. 128-29):“Este Voto, en cuanto contiene promesa y pacto obligatorio confirmado con tos Prelados, tiene fuerza de Ley, que comprehende a los sucessores en ambas obligaciones. Real, y Personal: obligando assimismo por la costumbre, que también tiene fuerza de Ley.”

Aprobaron y confirmaron este Voto, Raymundo, arzobispo de Tarragona; Carlos, obispo de Huesca y Jaca; asi como Ferdinan-do, Abad de San Juan de la Peña. Posteriormente, en 1508, lo hizo el Papa Pío II.

Por último, ECHEVERZ se lamenta del penoso estado en que se encuentra el Voto. Nos ofrece el siguiente informe (p. 129):“Pero el transcurso del tiempo, que todo lo consume, ha redu-cido este Voto a tan misero y deplorable estado, que los 228 Pueblos que lo hizieron, muchos de ellos se han desolado, y no pocos se han eximido, y dispensado (no se como) de esta obligación: de manera, que solo diez y ocho de los mas vecinos son los que cumplen al presente con la personal; con-curriendo a venerar al Santa en la Iglesia de MONTIS MEDIO todos los años en la infraoctava de Pentecostés, í con la Obliga-ción Real solo cumplen actualmente treinta y cinco Pueblos, contribuyendo con algunas porciones de trigo harto limitadas, y no correspondientes a las que prometieron en el Voto, el qual, en quanto a esto, solo en un Pueblo vezino al Monasterio se conserva en su prístino estado, contribuyendo siempre con el quartal de trigo prometido por cada jugo: y en verdad que este Pueblo es uno de los que mejores cosechas hazen RESPECTIVE por toda la circunferencia.” Además de la gran peregrinación, hacia Pentecostés, se hacen otras romerías menores. ECHEVERZ nos habla de unas rogativas, celebradas el 23 de septiembre de 1735, a las acudieron 35 pue-blos. Eran frecuentes las romerías primaverales, en demanda de agua, y las estivales, en demanda de serenidad para la cosecha.

Si para ECHEVERZ, en 1735, ya era penoso el estado del Voto, mucho más lo era hace un par de décadas, cuando se hallaba al borde de la desaparición. Los esfuerzos de la nueva Hermandad de San Indalecio y en especial de José María Palacín, de casa Campo de Abay, han conseguido que de escasamente media do-cena de cruces se haya pasado al medio centenar.

Hoy se celebra la fiesta en fecha variable, pero siempre antes del 15 de junio. Se invita a todos los diocesanos. El día resulta solemne y entrañable. De nuevo. San Indalecio resulta motivo de reunión de los montañeses.

Lista de las cruces que acudieron a San Juan de la Peña con motivo del VIII Centenario del Voto a San Indalecio: Abay, Aísa, Alastuey, Anzánigo, Araguás del Solano, Arrés, Artieda, Ascara, Asieso, Atarés, Bailo, Banaguás, Baraguás, Barós, Bernués, Bina-cua, Botaya, Caniás, Canfranc-Estación, Canfranc-Pueblo, Cente-nero, Esposa, Jaca (Catedral:4; Museo: 1; Estación: 1), Javierre-gay, Javierrelatre, La Peña, Larués, Lastiesas, martes, Martillué, Novés, Orante, Osia, Rasal, Salinas de Jaca, Santa Cilia de Jaca, Santa Cruz de la Serós, Santa Engracia de Jaca, Santa María, Senegüé, Sinués, Somanés, Triste. Unos años más, otros alguna menos, el número se mantiene en torno a la cincuentena.

En total acudieron 48 cruces

EL VOTO A SAN INDALECIO

Por: Ricardo Mur

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L a s L e y e n d a s

d e l C a m i n o

Foto José Luis Solano

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Durante los seis últimos meses y con la base de otros estudios previos, se ha llevado a cabo un proyecto de investigación histórica que, bajo el título de “Hospitalidad y solidaridad jaco-bea. La asistencia al pobre y al peregrino en la ruta aragone-sa”, aborda y profundiza en el tema de los Caminos Jacobeos en el territorio de la comarca de la Jacetania.

La peregrinación jacobea se caracterizó, desde su origen, por la constante y perentoria necesidad de hospitalidad y asisten-cia, a lo largo de todo su recorrido. También hoy, cuando se trabaja por desarrollar y culminar su reactivación. Durante la Edad Media, fueron innumerables los particulares, las comuni-dades vecinales y las instituciones públicas y eclesiásticas que se afanaron por atender tal necesidad, ofreciendo lo mejor de sí mismo. Para ello, promovieron la fundación de cofradías e instituciones asistenciales; así como la construcción de alber-gues, que entonces se denominaban hospitales de pobres y peregrinos. Con este fin, compartieron los métodos para fi-nanciarlos y para gestionarlos, logrando movilizar la colabora-ción del conjunto de la sociedad y optimizando al máximo la atención al necesitado.

Simultáneamente, los monarcas, altos eclesiásticos, potenta-dos e incluso humildes altruistas, se esforzaron por ofrecer su protección al desvalido caminante, que transitaba una ruta espiritual…, pero que se enfrentaba a peligros y dificultades básicamente materiales. De este modo, la iniciativa pública y privada, oficial y filantrópica, se esmeró por renovar la infra-estructura viaria y asistencial que sustentaba el complejo en-tramado de la red jacobea. Por lo que crearon y multiplicaron los equipamientos y servicios que jalonaban sus caminos, en ciudades, pueblos y despoblados. Y emplearon sus recursos en reconstruir caminos; multiplicar puentes; adecuar pasos; edificar hospitales; sanear fuentes; habilitar baños públicos; ofrecer asilos y enfermerías; erigir iglesias y oratorios; y un largo etcétera sin el que no habría sido posible el inusitado esplendor alcanzado por la peregrinación jacobea.

Pero, además, la documentación medieval llama insistentemen-te la atención sobre otro aspecto fundamental del fenómeno de la peregrinaciones y que, hoy en día, parece que ha sido completamente olvidado. En efecto, los cientos de hospitales, albergues y demás instituciones asistenciales jacobeas no sólo atendían al peregrino. Sino que también -con igual importan-cia- se dedicaban a auxiliar a todo tipo de necesitados, pobres y mendigos que se concentraban en los núcleos y tramos del Camino de Santiago. Los entonces conocidos como pobres de Cristo integraban a miles de indigentes, desvalidos, disminui-dos, marginados y desfavorecidos sociales de todo tipo.

Ellos también transitaban aquel Camino penitencial con idén-tico protagonismo que los romeros, pero con distinto objeti-vo. Atraídos de forma masiva por el desbordante ejercicio de caridad, asistencia y hospitalidad allí desplegado, obtenían el auxilio de las instituciones piadosas agolpadas a cada paso.

A partir del estudio de los documentos conservados en los archivos nacionales y locales y de otras fuentes históricas, hemos podido analizar más de 130 hospitales e instituciones asistenciales del Pirineo central, repartidos por las distintas comarcas franco-españolas (Bearn, Bigorra, Jacetania, Alto Gállego, Sobrarbe, Ribagorza, Cinco Villas, Hoya de Huesca y Navarra). De ellos, 46 se localizaron en la Jacetania. En Jaca, se han documentado 14, en la fase medieval, y otros 5, en época moderna, además de 8 cofradías asistenciales directa-mente implicadas en el auxilio al prójimo y al peregrino.

De hecho, nuestro ámbito de estudio se ha centrado en la comarca de la Jacetania, territorio estratégico de montaña donde se entrecruzan numerosas rutas compostelanas pro-cedentes del norte, del este y del sur; y en la ciudad de Jaca, nódulo jacobeo de primer orden. Pero para comprender con profundidad los fenómenos analizados y completar nuestros datos, ha sido necesario estudiar los paralelos más cercanos y los estrechos nexos establecidos con los territorios circunveci-nos: las citadas comarcas de su entorno inmediato.

El esquema del trabajo reproduce los diversos aspectos im-plicados en el fenómeno de la caridad (amor al prójimo), la hospitalidad, la solidaridad y la limosna (auxilios a cualquier necesitado, incluyendo al peregrino). Son distintas caras de una misma moneda, muy ligadas a la motivación religiosa y que están presentes, no sólo en el ámbito jacobeo, sino en todas las culturas y épocas.

En primer lugar y como objetivo elemental, tratamos de con-textualizar debidamente la Hospitalidad y solidaridad jacobea, explicando su significado, origen, función e implicaciones, a fin de facilitar su comprensión. Para ello se plantean los temas de la peregrinación penitencial, de su relación con el culto a las reliquias, de la caridad y la mendicidad medieval, y de la pro-tección social y estatal al necesitado, como marco prioritario (histórico, socio-económico, espiritual y de religiosidad) donde se origina el ejercicio del auxilio al prójimo.

En segundo lugar, hemos revisado y actualizado la información referida al Camino de Santiago en Aragón y en la Jacetania, catalogando sus rutas, ampliando sus itinerarios y definiendo los nódulos viarios principales.

HOSPITALIDAD Y SOLIDARIDAD EN LA JACETANIA

Por: Albeto Gómez García

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Además, describimos los diferentes equipamientos y servicios que permitían el tránsito de peregrinos y que dotaban el ca-mino: calzadas y vías; puentes, vados y barcas; puertos de montaña; refugios camineros; mesones y posadas; tabernas y tiendas; fuentes, abrevaderos y pozos; baños públicos, terma-les y medicinales; monasteriolos y monasterios; santuarios y templos principales; iglesias, ermitas, oratorios y cruceros; y, como no, cementerios.

Para llegar, en cuarto lugar, al estudio del equipamiento jaco-beo por antonomasia: los albergues y hospitales para pobres y peregrinos presentes en todas las rutas de peregrinación. De ellos se explica su origen y evolución, los tipos de hospitales y centros asistenciales, las instalaciones y prestaciones ofrecidas, su mantenimiento y financiación. Y también su decadencia.

Otro apartado analiza el papel de los agentes asistenciales, es decir, de las personas y grupos sociales que ejercieron como promotores, fundadores y ges-tores del auxilio al prójimo y al peregrino, en el ámbito público, institucional, comunitario y pri-vado. Así como las motivaciones que estimulaban su obra piado-sa. Y los vicios en que caían los corruptores de la hospitalidad.

En sexto lugar, se han descrito los variados modelos de ges-tión hospitalaria, así como sus peculiares formas y prestacio-nes asistenciales: hospederías, alberguerías, hospitales, re-fugios, hospitales portuarios, comedores, limosnerías, en-fermerías, boticas, leproserías, hospicios, asilos y hospitales generales. Y se incluyen ejem-plos ilustrativos que permiten comprender las distintas solu-ciones dadas a las diferentes necesidades que los peregri-nos y los desfavorecidos halla-ban a cada paso, en el marco de La Jacetania. Ejemplos como Santa Cristina de Somport, con sus innumerables hospitales, cofradías y dependencias distribuidas por seis reinos jacobeos. O como la Limosnería de la catedral de Jaca, con sus diferen-tes obras pías. O Las Caridades de Jaca, institución de asisten-cia municipal para auxilio de vecinos y foráneos necesitados, tan antigua como el propio gobierno municipal.

Un último apartado se dedica a los verdaderos protagonistas de este fenómeno. Por un lado, a los peregrinos, describiendo sus hábitos y vehículos, sus tipos y motivaciones. También

a los falsos peregrinos, con una igualmente amplia tipología que nos muestra las múltiples caras de la picaresca desata-da por el fenómeno masivo que definieron las peregrinacio-nes medievales. Por otro lado, los pobres y los necesitados, tanto los desfavorecidos en cada localidad como los mendi-gos vagabundos transeúntes por los Caminos de Santiago. Todos ellos, usuarios habituales de los hospitales e institu-ciones para peregrinos. Entre ellos se distinguen viajeros en apuros, campesinos al borde de la ruina, familias víctimas de las abundantes guerras, epidemias y calamidades que su-cumbían a la pobreza y otros muchos excluidos sociales de toda procedencia y condición (expósitos, huérfanos, viudas, ancianos abandonados, enfermos, leprosos, disminuidos físi-cos y psíquicos, locos, cautivos, presos, ajusticiados, agotes, gitanos, etc.)

De esta manera, presentamos un estudio histórico que ana-liza la experiencia centenaria de nuestros antepasados, en

el contexto de la asistencia y la hospitalidad jacobea. Con ello se pretende divul-gar el tema y obtener pau-tas, modelos y métodos de actuación que, todavía hoy, pudieran ser útiles o viables en el diseño de la reactiva-ción del fenómeno de las peregrinaciones. E incluso, porqué no, observar sus errores y mejorar sus plan-teamientos. En definitiva, ofrecer un instrumento de reflexión, inspiración y guía para todo aquel que, en la actualidad, se halle inmer-so en la compleja tarea de conocer y recuperar los Ca-minos de Santiago, de una u otra forma, desde una u otra responsabilidad.

La realización de este pro-yecto ha sido posible gracias

a la Asociación de Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación de los Caminos Jacobeos, con sede en San-tiago de Compostela, a la que está asociada la Cámara de Comercio de Huesca, y que ha colaborado con una de las seis ayudas a la investigación de su convocatoria de ámbito nacional.

En este próximo año se tiene planteado llevar a cabo la publi-cación del trabajo, que permitirá divulgar el estudio y colaborar al conocimiento del fenómeno compostelano y hospitalario, en general, y de la Jacetania jacobea, en particular.

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N O T I C I A S

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Otro hito fundamental en el desarrollo de las peregrinaciones jacobeas lo constituye la publicación en el siglo XII del famoso Códex Calixtinus, también conocido como Liber Sancti Iacobi. Esta obra es un manuscrito en pergamino que reúne 225 folios escritos en línea corrida y posiblemente a dos manos. Consta de 5 libros que incluyen textos litúrgicos y sermones, la historia de la llegada de los restos del apóstol a Galicia, la narración de los principales milagros realizados por el apóstol Santiago tras la aparición de sus restos, la saga de leyendas relativas al emperador Carlomagno y su pariente Roldán y la Guía de Aymeric Picaud, la descripción del itinerario y la relación de lugares que atravesaba en ese momento la ruta que pasaría a la historia como el Camino Francés, el más popular y conocido de los recorridos jacobeos. De Aymeric Picaud, autor del documento que se autoidentifica en el libro V, poco se puede decir ya que no se conocen datos de su vida y obra.

El documento original fue restau- rado en el siglo XX y se conserva en la catedral de Santiago de Compostela. La fecha de su redac-ción no está clara aunque se sabe a ciencia cierta que es anterior al año 1.173, cuando ya se tienen noticias de que un monje de Mon-serrat acudió a Santiago para ha- cer una copia por encargo de su abad. La otra pista importante so- bre la fecha de su redacción nos la da la carta que, a modo de pró- logo, antecede a los cinco libros y que fue obra del papa Calixto II (de ahí recibe el documento su nombre de Códex Calixtinus).

Nos encontramos, por tanto, en la primera mitad del siglo XII, dato muy significativo porque es el tiempo del famoso don Diego Gelmírez, probablemente el obis- po de Santiago de Compostela más hábil, inteligente y astuto, y sin duda uno de los hombres que más impulsó el desarrollo de las peregrinaciones a través de la ruta jacobea. No es casual la aparición de este clérigo en la historia. De hecho, es nombrado obispo de Santiago en el año 1.100 con el apoyo de doña Urraca, hija del rey leonés Alfonso VI, y su esposo el conde Raimundo de Borgoña. Este matrimonio había recibido como dote del rey Alfonso VI el condado de Galicia, por lo que fue esencial el apoyo del matrimonio al clérigo para su nombramiento. Diego Gelmírez se convierte rápi- damente en hombre de confianza del conde de Borgoña pasando a compaginar su cargo de arzobis-po con el de secretario y canciller del conde.

Posteriormente, en el año 1.119, es elegido papa Guy de Borgoña, abad de Cluny y hermano del con- de Raimundo de Borgoña, señor de Diego Gelmírez. Este nuevo papa pasaría a la historia con el nombre de Calixto II, el autor de la carta adjunta al Códice que po-dría inducir a pensar que la obra es un encargo papal.

Si combinamos el cerrado círculo de relaciones interpersonales descrito con los intereses del arzobispo Gelmírez y su conocida dedicación al fomento de las peregrinaciones jacobeas y su habilidad política, no sería absurdo deducir que el Códex Calixtinus pudo ser un encargo del obispo cuya maniobra propagandística fue posteriormente sancionada y apoyada con la carta de Calixto II simulando un encargo que en realidad no existió.

El Códex Calixtinus

D o c u m e n t a c i ó n

J a c o b e a

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Somos dos peregrinos que este año hemos hecho el Camino Portugués.

Estas son nuestras vivencias:Todos pensamos que hacer el camino es un maratón, ¡qué equivocados estamos! El cami-no es para disfrutarlo y contemplar el arte, paisaje, costumbres y hablar con las personas que te encuentras durante las horas de soledad, fatiga y, sobretodo, sin olvidar las am-pollas de los pies.

Este viaje es el que más hemos disfrutado, porque fuimos sin prisas y pudimos charrar con las gentes, que en Portugal, son muy hospitalarias. En las aldeas cuando pasábamos nos invitaban a sus casas para tomar algo, eso son detalles que te llenan de humanidad y piensas que el amor de las personas no se ha terminado.

Las iglesias que encontramos a nuestro paso nos llamaron mucho la atención, algunas poseían unos azulejos de un color azul precioso, adornados con motivos de la Pasión de Cristo. Los puentes medievales que pasamos estaban muy bien conservados y eran reflejo de la historia del camino.

Bueno, en el camino tenemos de todo ¡días buenos y días malos! Pero eso no te hace cam-biar las ideas de seguir al día siguiente y pensar que un día más has cumplido la etapa.

Contaremos los hechos que suelen pasar en el camino, por ejemplo: cargar la mochila hasta los topes ¡cómo pesa!, perder cosas ¡normal!.... pero también encuentras amigos de penurias, pues cuando los encuentras todos decimos lo mismo ¡qué cansado estoy, des-pués vienen las prisas por llegar al albergue, ducharte, lavar la ropa, preparar la comida o la cena y hablar con los peregrinos contándonos todo lo que nos ha pasado durante la etapa. En fin, así es la vida del peregrino, y recomiendo a todo aquel que quiera tener una experiencia bonita, siempre y cuando no se ponga meta para llegar al final “Haga el camino de Santiago”.

Si os ha gustado las vivencias os contaremos los otros viajes.

E l R i n c ó n

d e l P e r e g i n o

VIVENCIAS DEL CAMINO DE SANTIAGO PORTUGÉS

Por: Marisol Miralles Melchor Piedrafita

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Un buen amigo y vecino de Santa Cruz de la Serós me ha pedido que escriba un pequeño artículo sobre Santa Cruz de la Serós y el camino de Santiago. Quiero decir que los vecinos de Santa Cruz creemos y sentimos que nuestro pueblo forma parte del Camino. En la actualidad son muchos los caminan-tes que se acercan a nuestro pequeño pueblo a lo largo del año y que tienen como destino Santiago de Compostela, pero también han sido muchos los peregrinos que a lo largo de los años han pasado por sus calles. Existen documentos históri-cos donde se nombra a Santa Cruz como parada y paso de aquellos peregrinos que se desviaban del Camino atraídos por el importante Monasterio de San Juan de la Peña.

La importancia de nuestro pueblo en el medioevo y en el inicio del reino de Aragón, esta fuera de toda duda. Aquí se encontraba el monasterio de Santa María. En él profesaban damas nobles y mujeres de la familia real ingresadas en su infancia (como la infanta Urraca, hija de Ramiro I) o en su madurez, tras enviudar (como la condesa doña Sancha y la infanta Teresa, hermanas de la anterior).

Hoy en día se conserva la magnífica iglesia románica, que se estaba construyendo en 1095, su torre-campanario, la sala noble situada encima del crucero y un interesante retablo gótico (siglo XV). Pero en relación con el tráfico de peregrinos compostelanos, esta villa contaba con:

BAÑOS DE SANTA CRUZ

Los baños reales de esta población aparecen documentados en 1064, gestionados junto a las demás propiedades regias por un criado del rey. Sin duda eran utilizados por los cortesanos que acompañaban las estancias de los reyes; y por los muchos pe-regrinos que se apartaban del Camino de Santiago para acer-carse al famoso monasterio de San Juan de la Peña.

EL HOSPITAL DE ANNOL (Venta de Esculabolsas)

Este hospital de peregrinos está documentado en 1194, y pertenecía a la Alberguería del monasterio de San Juan de la Peña, que -como hacían muchos- se acercaba al Camino de Santiago con esta delegación asistencial. Estaba situado a pie de camino, en el límite con la aldea ( actual pardina) de Lacuey.

El mesón o venta de Esculabolsas acompañó o heredó en época incierta la función de parada y posada de dicho alber-gue. Es posible que ambos centros asistenciales, uno para peregrinos necesitados y otro para viajeros y peregrinos pu-dientes, llegaran a convivir bajo el amparo de los monjes pi-natenses.

Relacionada con el Camino de Santiago parece estar la IGLE-SIA DE SAN CAPRASIO no tanto por su bella arquitectura lombarda sino porque el culto a este santo que se introdujo en Aragón en la segunda mitad del Siglo XI, fue difundido probablemente por los numerosos peregrinos franceses que acudían a Compostela. Dentro de esta riqueza patrimonial no podemos olvidar nuestro patrimonio emigrado como es El Evangeliario de Doña Felicia que en la actualidad se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York y el impresionante sarcófago de Doña Sancha, que se encuentra desde el siglo XVII en el monasterio de las benedictinas de Jaca.

Hoy como ayer Santa Cruz de la Serós continúa unida al Ca-mino. La acogida al peregrino, la colaboración con la Aso-ciación de Amigos del Camino y la próxima apertura de un albergue de peregrinos, así lo demuestra.

Buen Camino.

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SANTA CRUZ DE LA SERÓS

Por: Maika Martínez. Alcaldesa de Santa Cruz de la Serós

La Alcaldesa de…

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Foto Jesús Miranda

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Firma del tratado de amistad en Lourdes

El pasado 18 de mayo, domingo, nuestra excursión mensual tuvo un carácter extraordinario, ya que nos reunimos en Lour-des para firmar un tratado de Amistad y Cooperación con tres Asociaciones del Camino de Santiago francesas.

Salimos de la Estación de Autobuses a las 6’45 de la mañana para ir hasta Olorón donde nos aguardaban nuestros amigos franceses, pertenecientes a la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Via de Arles, Olorón, Jaca y Piamonte Pirenaico y juntos nos dirigimos hasta Ossun. Allí nos estaban esperando un numeroso grupo de las asociaciones de Amigos del Camino de Santiago de Occitania que tiene su domicilio social en Toulouse y la de los Amigos del Camino de Santiago de los Altos Pirineos cuya sede social se encuentra en Saint-Lary. En total nos reuni-mos más de 100 personas y comenzamos la marcha de 12’5 kilómetros hasta Lourdes, por la ruta jacobea del Piémont.

La caminata resultó muy agradable en un terreno llano con her-mosos paisajes y pintorescos pueblos. El tiempo también nos acompañó ya que la lluvia, que había sido abundante en los días anteriores, no hizo su aparición hasta por la tarde.

Llegamos a Lourdes sobre las 12’30 y allí tuvo lugar la firma del tratado de Amistad que a continuación transcribo.

Las Asociaciones francesas:

“Amigos del Camino de Santiago de Occitania” con domicilio social en c/ de l’Aude nº 28- 31500Toulouse (Francia), repre-sentada por su presidenta Marie-Luise Borel.

“Amigos del Camino de Santiago de los Altos Pirineos” con do-micilio social en BP 5, 65170 Saint-Lary (Francia), representada por su presidenta Lucienne Mur.

“Amigos del Camino de Santiago Vía de Arles, Olorón, Jaca y Piamonte Pirenaico” con razón social en Camino de Somport 26 64400 Gurmençon (Francia), representada por su presidente Cyril Casenave.

Y la Asociación española:

“Amigos del Camino de Santiago “con domicilio social en c/ Conde Aznar, nº 9, 22700 Jaca Huesca (España), representada por Francisco Javier Rapún Bailo.

ACUERDAN:Que tras sucesivos encuentros, estas Asociaciones constataron te-ner motivaciones y objetivos de relevancia en común, como son:

- El estudio, el inventario y la promoción del patrimonio cultu-ral vinculado al entorno jacobeo.

- La búsqueda, la identificación y la rehabilitación de los cami-nos recorridos por los peregrinos.

- La justificación intelectual y/o espiritual que motivan a los distintos peregrinos.

- La voluntad de dar una dimensión interregional y europea a sus acciones.

Estas Asociaciones también decidieron establecer entre ellas la-zos de amistad con el fin de favorecer y optimizar las acciones de cada una de ellas manteniendo el respeto a la identidad y autonomía individual., por lo que se comprometen a:

- La transmisión de informaciones, estudios o búsqueda de itinerarios de peregrinación conjuntos a Santiago de Com-postela relacionados con los Caminos que atraviesen sus res-pectivas regiones.

- La identificación común de estos caminos en donde sea posible.- Establecer un Acuerdo de Señalización conjunta sobre estos

itinerarios.- Recíproca información a los peregrinos que recorran cual-

quiera de nuestros itinerarios.- Favorecer la acogida de peregrinos que discurra por estos

caminos.- Realización de un Encuentro anual de las cuatro Asociaciones

que permita armonizar y actualizar los objetivos señalados.

Cada Asociación se reserva el derecho de denunciar este pacto por razones propias.

Firmado en Lourdes, a 18 de mayo de 2008 en presencia del Ilmo. Canónigo Charriez”

Resultó un acto muy emotivo y se acordó que la próxima re-unión, que se hará en el año 2009, tendrá lugar en Olorón.

A las 2 de la tarde, compartimos nuestras viandas en el lu-gar preparado por nuestros amigos franceses. Entonces hizo su aparición la lluvia, pero a pesar de ella, nos acercamos a la cueva para visitar a la Virgen. Ni que decir tiene que Lour-des estaba muy concurrido, como siempre, pero todavía más si cabe, al ser este, un año jubilar con motivo del 150 aniversario de las Apariciones de la Virgen María a Bernardita Soubirous.

Alrededor de las 5 de la tarde, emprendimos el regreso a Jaca después de haber pasado un día muy agradable e importante en la vida de nuestra querida Asociación.

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A c t i v i d a d e s

A s o c i a c i ó n

Por: Aurora González

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